El príncipe Enrique de Inglaterra dejó crecer su barba durante su expedición a la Antártida -donde apadrinó la carrera South Pole Allied Challenge organizada por la asociación benéfica Walking-, un aspecto que ha decidido mantener al volver a casa, para enojo de su abuela, la reina Isabel II, quien le prefiere afeitado.
"La reina rápidamente mostró su descontento. No le importa que los hombres de la famila real se dejen barba cuando están lejos, en las Fuerzas Armadas o en ambientes salvajes, como estuvo Enrique en la Antártida, pero espera de ellos que se afeiten cuando lleguen a casa. Tampoco los trabajadores de palacio pueden dejarse barba o bigote, y probablemente piense que sería difícil obligarles si su propio nieto lleva barba", comentó una fuente al periódico Sunday Express.
Aunque el príncipe Enrique "probablemente se afeitará pronto", él ha querido esperar para poder enseñarle su nuevo aspecto a su novia Cressida Bonas."Enrique no quiere enfadar a la reina así que seguramente se afeite pronto, pero sigue siendo un poco rebelde y no ha querido hacerlo todavía. Quería enseñarle la barba a Cressida primero y ver qué pensaba de ello", añadió la citada fuente.