Antes que una de las grandes estrellas del género del reguetón a nivel internacional o la mitad del exitoso dúo Chino y Nacho, Nacho Mendoza es ante todo el orgulloso padre de cuatro preciosos niños cuyas aventuras y ocurrencias documenta a menudo a través de la esfera virtual.
Esa costumbre ayuda a ofrecer una imagen más humana y cercana del cantante, muy diferente a la que proyecta en sus videoclips rodeado de mujeres hermosas y lujos, especialmente cuando se anima a revelar los momentos en que sus retoños amenazan con hacer perder la paciencia incluso a alguien tan tranquilo e imperturbable como él.
En esta ocasión, Nacho ha querido echar la vista tres años atrás para recordar una de las mayores travesuras de sus pequeños Miguel y Santi aprovechando que su madre -conocida cariñosamente como Chompy- había decidido otorgarles algo más de autonomía e independencia para que jugaran sin supervisión constante, un 'experimento' que no salió precisamente como ella esperaba.
"Nuestro hogar fue invadido por un silencio sepulcral con indicios de peligro. Su mami quería darles la oportunidad a Miguel y a Santi de interactuar entre ellos para que se comprendieran más. Se mantuvo ausente por unos minutos. Consintió dejarlos solos por un corto lapso de tiempo hasta que la incertidumbre y la alarma maternal hizo dar por terminado el momento de independencia. En el reencuentro con nuestros hijos, esta fue la imagen que le dio la bienvenida a Inger, e inmediatamente me llamó confundida sentimentalmente: no sabía si reír, llorar, si regañarlos o explicarles con calma que lo que habían hecho estaba mal", explicó el músico para dar contexto a la divertida imagen en la que el mayor de sus dos retoños aparece sonriendo a la cámara y el entonces benjamín de la familia muestra un semblante más contrariado y cercano al arrepentimiento tras haber destrozado con pintura el sofá de su casa. Con la perspectiva y la calma que aporta el paso del tiempo, su famoso padre lamenta no haber sabido valorar en aquel momento, por encima del comprensible enfado, la obra de arte que acababan de crear sus niños.
"Hoy nos arrepentimos de no haber conservado ese mueble que representa la primera expresión artística de nuestros retoños. Arte es arte y no se juzga, aunque en ese momento haya sido un dolor de cabeza la pérdida de un nuevo sofá", añadió para concluir la divertida anécdota.
FUENTE: Showbiz