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Tara Reid se presenta como la víctima tras su altercado a bordo de un avión

La actriz Tara Reid ha querido echar balones fuera tras la última polémica en que se vio envuelta este lunes al ser expulsada de un vuelo entre Los Ángeles y Nueva York debido a su supuesto mal comportamiento.

Ahora la intérprete de 'Sharknado' y 'American Pie' ha querido ofrecer su propia versión de lo ocurrido y la historia difiere bastante de la que había trascendido hasta ahora: para empezar, de sus declaraciones se desprende que no la obligaron a bajarse del avión, sino que ella misma decidió hacerlo al enterarse de que a su querida mascota no se le permitiría viajar a su lado, y en ningún momento reconoce haber perdido la compostura mientras hablaba con el personal de cabina.

Por otra parte, la intérprete -cuya reputación ha atravesado momentos más cuestionables a lo largo de su carrera- no tiene demasiadas esperanzas de que se preste atención a su testimonio en vista de que no la retrataría como la estrella problemática y decadente que muchos desearían que fuera.

"No querían dejarme que mi perro se sentara a mi lado, así que no iba a quedarme en el avión de todas formas", ha aclarado ella en declaraciones al portal Extra. "Obviamente no han querido perder la oportunidad de hacer un drama de todo ello... ya estoy acostumbrada a que así sea.

Es la historia de mi vida; siempre se ceban conmigo", ha añadido con cierto resentimiento pero sin ofrecer nombres acerca de quién se escondería detrás de esa campaña de desprestigio que estaría sufriendo.

La información que circuló en un primer momento, después de que la aerolínea Delta confirmara que se había producido un incidente a bordo de uno de sus puentes aéreos que acabó con una mujer -Tara- siendo escoltada fuera de la aeronave, retrataba a la actriz como la responsable de lo sucedido al haber reaccionado de forma desproporcionada al descubrir que no le habían asignado un asiento de ventanilla, como suele preferir.

Además, la artista también se habría quejado en voz alta y en repetidas ocasiones de que la persona sentada delante de ella había reclinado el respaldo y no contaba con espacio suficiente para estirar las piernas y de que no le habían entregado una almohada para intentar dormir durante el trayecto, hasta el punto de acabar con la paciencia de los azafatos y azafatas, que solicitaron al capitán que la expulsara del vuelo.

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