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Lecho marino es casi plano en zona de búsqueda

A unos 3,2 kilómetros de profundidad en el mar donde los satélites y aviones buscan restos del avión malasio perdido, el lecho marino es frío y oscuro, y lo cubre un manto blando de plancton muerto.

En una posible ventaja para la búsqueda de la aeronave, el fondo submarino es principalmente plano en ese lugar, salvo en un sector donde hay bajada inclinada rocosa que termina en una zanja profunda.

El lecho marino en esta franja del océano Indico está dominado por una enorme planicie submarina llamada Broken Ridge, donde la topografía del terreno no será obstáculo para la búsqueda de la parte principal del avión que desapareció con 239 personas a bordo hace tres semanas, según expertos que han estudiado la zona.

Las autoridades australianas movieron el viernes la búsqueda hacia una zona a 1.100 kilómetros (680 millas) al noreste de la región previa en tanto que continúa la confusión en torno al misterio de la desaparición del vuelo 370 de Malaysia Airlines.

No hay garantía de que el avión se estrelló en el mar en la nueva zona de búsqueda.

Los aviones que intentan localizar el aparato desde hace dos días han detectado objetos de diversos tamaños y colores que flotan en el mar, pero no se ha confirmado que alguno de los que fueron recuperados estén relacionados con el aparato.

La zona de búsqueda es enorme: tiene alrededor de 319.000 kilómetros cuadrados (12.000 millas cuadradas), casi el tamaño de Polonia o Nuevo México.

Sin embargo, está más cerca a algún territorio que la anterior zona de búsqueda, el clima predominante es menos hostil y el nombre de Broken Ridge (Cordillera rota) suena más agrietado que lo que corresponde a la realidad.

La parte más profunda tiene, según cálculos, 5.800 metros (19.000 pies), una distancia dentro del alcance de los localizadores de señales que emiten las cajas negras. Los localizadores estadounidenses van a bordo de un barco australiano que tenía previsto partir el domingo a la zona, a la que llegaría en tres o cuatro días.

Formada hace unos 100 millones de años debido a la actividad volcánica, la cordillera estuvo alguna vez sobre el nivel del mar.

Se hundió ante la ampliación del lecho oceánico y ahora parece más una llanura submarina enorme, con un declive leve que va desde apenas 800 metros (2.625 pies) a unos 3.000 metros (9.843 pies) de profundidad.

Recibió el nombre debido a que hace muchísimo tiempo el movimiento de las placas tectónicas de la Tierra la separaron de otra meseta, que ahora se ubica a unos 2.500 kilómetros (1.550 millas) al suroeste.