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Cárcel para ejecutiva de aerolínea que protagonizó rabieta

El episodio de una rabieta en un avión surcoreano finalizó el jueves con la condena a un año de prisión de Cho Hyun-ah, heredera de la línea aérea de Corea, un castigo que calmó parcialmente la indignación causada por los excesos de la élite empresarial de Corea del Sur.

Cho, hija del presidente de Korean Air, adquirió notoriedad mundial tras ordenar al jefe de la tripulación de cabina que regresara a la puerta de embarque en el Aeropuerto Internacional John F. Kennedy de Nueva York.

Cho se molestó porque le sirvieron nueces en una bolsa en lugar de en un plato, lo que desató una acalorada confrontación con la tripulación en primera clase.

Un tribunal de Seúl dijo que Cho, de 40 años, es culpable de causar que un avión cambiara su ruta, obstruyera las operaciones del capitán, sacara de un avión a un integrante de la tripulación y agredir a un miembro de la tripulación. Se le declaró inocente de interferir con la investigación del incidente por parte del Ministerio de Transporte. Cho se había declarado inocente y los fiscales pedían una condena de tres años en prisión.

Cho, que está detenida desde el 30 de diciembre, se limpió las lágrimas con un pañuelo mientras se leía una carta suya en la que expresaba su arrepentimiento.

En la misiva dirigida al juez Oh Seong-woo, Cho, una de las mujeres más adineradas de Corea del Sur dijo estar ajustándose a su vida en prisión y reflexiona en torno a su vida. "Sé que cometí un error y lo lamento", dijo en la carta.

La conducta altanera de Cho causó indignación en Corea del Sur. El incidente desató la polémica en un país donde la economía está dominada por conglomerados familiares conocidos como chaebol, que a menudo operan por encima de la ley. La sentencia no aplacó la molestia por completo. Un año en prisión "es poco tiempo", dijo Jo Young-sang, de 24 años.

Cho es la mayor de los tres hijos del presidente de Korean Air, Cho Yang-ho. Tras graduarse de gerencia hotelera en la Universidad Cornell, Cho entró a trabajar en Korean Air, que fue fundada por su abuelo. También conocida como Heather Cho, progresó rápidamente y en 2006, a los 32 años, se convirtió en directiva de la aerolínea. Sus dos hermanos menores también alcanzaron puestos altos pese a su corta edad.

El juez Oh dijo que el tribunal tomó en cuenta que las acciones de la mujer socavaron la seguridad del vuelo, que los asistentes de cabina que sufrieron abuso verbal y físico siguen sin poder regresar a su trabajo y que los informes de la prensa en todo el mundo dañaron la reputación de Corea del Sur.

"SI ella hubiera sido atenta con las personas, si no hubiera tratado a los empleados como esclavos, si hubiera controlado sus emociones", dijo el juez, "este caso no habría ocurrido".