Los cerdos escarban en la basura en busca de sobras. La gente vive en chozas de madera terciada y láminas de zinc. Las rutinas de la vida en esta enorme barriada de 15.000 personas se ven trastornadas cada vez que las lluvias torrenciales provocan desbordes del río Paraguay que transforman las caches de tierra en lodazales intransitables.
Bañado Norte es una de las zonas de pobreza extrema que el papa Francisco visitará durante su gira por tres países sudamericanos a partir del domingo. Tanto en Ecuador como en Bolivia y Paraguay, el pontífice pasará por lugares que los turistas raras veces o nunca visitan y que la gente local trata por todos los medios de evitar.
La visita de Francisco, que ha colocado la opción por los pobres en el centro de la misión eclesial, ha generado esperanzas en muchos fieles de que su miseria será aunque sea por poco tiempo el centro de atención.
Magdalena Ramos espera llamar la atención de Francisco cuando visite la pequeña capilla de paredes desnudas en Bañado Norte para que ayude a su hijo, cuyos problemas neurológicos congénitos lo mantienen en la cama.
"Quisiera que el papa lo vea y pida una donación de silla de ruedas y tratamiento médico", dijo la mujer de 51 años, que no tiene trabajo.
Sin duda habrá muchas súplicas como éstas durante la gira papal, que pasará por Ecuador y Bollivia antes de llegar a Paraguay el 10 de julio.
En Ecuador, Francisco se reunirá con miembros de su orden jesuita en Guayaquil, una ciudad costera brumosa donde hay varias barriadas pobres. Celebrará la misa en el parque Samanes, a pocas cuadras de tres barrios de invasión cuyos habitantes viven en casuchas de bambú y madera con techos de zinc.
Se prevé una asistencia multitudinaria a la misa, incluso de fieles del vecino Perú. Monica Cabrera Rendón, un ama de casa de 24 años, espera que la gran afluencia de público beneficie a su familia, ocho personas que viven en una casucha de una sola pieza.
"Mucha gente podrá incluso vender productos a tantas personas que llegarán para presenciar la misa", dijo.
En Bolivia, Francisco visitará la cárcel de Palmasola, en las afueras de la ciudad central de Santa Cruz, controlada esencialmente por sus 3.500 presos, escenario en 2013 de una reyerta entre presos en la que murieron 34 de ellos y un niño de dos años. Cuatro de cada cinco presos aguardan juicio en un país de sistema judicial ineficiente y desbordado.
La opción por los pobres de Francisco tiene mucho en común con la teología de la liberación, un movimiento que surgió en Colombia en la década de 1960 y cobró impulso en América Latina. Durante muchos años el Vaticano se distanció de esa ideología, muchos de cuyos adeptos la interpretaban a través de la ideología marxista como la lucha, incluso armada, de los ricos contra los pobres.
Desde la elección de Francisco la teología de la liberación ha experimentado un cierto renacimiento. En mayo, beatificó al arzobispo salvadoreño Oscar Romero, considerado un héroe por ese movimiento aunque el prelado nunca formó parte de él, muerto durante una misa en 1980. Y ha recibido en la Santa Sede al teólogo peruano Gustavo Gutiérrez, considerado un fundador del movimiento.
"Los pobres son más visibles que nunca desde Vaticano II," dijo en Roma el historiador de la iglesia Massimo Faggioli, en alusión al concilio de 1962-65 que impulsó a la Iglesia hacia la modernidad.
Los tres países de la gira han registrado avances económicos en la última década, mejoras que directivos empresariales atribuyen en parte a los mismos emprendimientos capitalistas que el papa calificó recientemente de excesivamente materialistas.
Por ejemplo, en Bolivia el número de personas que viven en la pobreza extrema se ha reducido del 37% al 19% en menos de una década, debido en gran medida al aumento de las exportaciones de gas bajo el presidente Evo Morales.
"Francisco constantemente descalifica el mercado libre y nunca destaca el bien que puede hacer", dijo Peter Johnson, del Acton Institute de Grand Rapids, Michigan, un instituto de investigaciones sobre la relación entre la economía y la religión.
Con todo, la mejora de los indicadores económicos no significa gran cosa para gente como Wilson Valdez. Recientemente, el vendedor de fruta manejaba cuidadosamente su moto-carro por una calle de barro en Bañado Norte.
Para él, el mayor beneficio de la visita del papa es que la ciudad piensa drenar las calles antes de su arribo el 12 de julio.
"Este es el primer milagro del papa Francisco", dijo Valdez.