Por primera vez en más de una década, los republicanos se enfrentan a un Washington en que los demócratas controlan la Casa Blanca y el Congreso, por lo que deberán prepararse para una era de poder reducido, enorme incertidumbre y disputas internas.
El cambio de estatus a minoría siempre resulta difícil y genera debates respecto a quiénes son los culpables de la última derrota electoral, pero el proceso es particularmente intenso en esta ocasión dado que el Partido Republicano deberá responderse preguntas profundas sobre lo que defiende sin Donald Trump a cargo.
Durante los últimos cuatro años, los valores del Partido Republicano estuvieron inexorablemente ligados a los caprichos de un presidente que con frecuencia socavaba las instituciones democráticas y transformó el perdurable compromiso del partido hacia la disciplina fiscal, una política exterior militarista y el estado de derecho, reemplazando todo con un populismo agresivo e inconsistente. El partido deberá ahora tomar la decisión de seguir por esa dirección, como le exigen los más leales partidarios de Trump, o tomar un nuevo rumbo.
El gobernador de Maryland, Larry Hogan, uno de los pocos republicanos electos a su cargo y quien regularmente condenó las acciones de Trump, evocó al presidente Ronald Reagan al considerar que el partido se encuentra ante “un momento para elegir”.
“Tenemos que decidir si vamos a seguir enfilándonos hacia la dirección de Donald Trump o vamos a volver a nuestras raíces”, aseveró Hogan, un potencial contendiente por la Casa Blanca para 2024, en una entrevista.
“El partido estaría mucho mejor si decide purgarse de Donald Trump”, agregó. “Pero no creo que él desaparezca por completo”.
La posibilidad de que el partido deje este periodo atrás podría depender de lo que republicanos como el senador de Texas Ted Cruz hagan a continuación.
Cruz pasó semanas repitiendo las acusaciones sin fundamentos de Trump sobre un fraude electoral, lo que ayudó a incitar la fatal irrupción al Capitolio. Funcionarios electorales republicanos en varios estados decisivos que al final se llevó el presidente Joe Biden han sostenido que la elección fue justa. Las acusaciones de Trump fueron rechazadas rotundamente en las cortes, incluyendo por jueces asignados por Trump.
Cruz reconoció la victoria de Biden el miércoles, pero se rehusó a describirla como legítima cuando se le presionó para que lo hiciera.
“Él ganó la elección. Él es el presidente. Acabo de regresar de la investidura”, comentó Cruz sobre Biden en una entrevista.
Con miras al futuro, Cruz dijo que Trump seguiría siendo una parte importante de la conversación política, pero agregó que el Partido Republicano debería alejarse del “lenguaje y el tono y la retórica” divisoria que distanció a los votantes de los suburbios, particularmente a las mujeres, en las elecciones recientes.
“El presidente Trump sin duda seguirá dando sus opiniones, y éstas seguirán teniendo un impacto real, pero creo que el país desea dirigirse hacia políticas que funcionen, y pienso que como partido necesitamos hacer un mejor trabajo para conquistar corazones y mentes”, afirmó Cruz, quien también aspira a la Casa Blanca.
Después de la irrupción al Capitolio, una pequeña pero notable facción de republicanos prominentes están asumiendo una postura más fuerte contra Trump o distanciándose de él.
El principal republicano en el Senado, Mitch McConnell, dijo justo antes de la ceremonia de Biden que la turba pro Trump que ingresó con violencia al Capitolio fue “provocada por el presidente”. Incluso Mike Pence, vicepresidente de Trump y por mucho tiempo considerado su seguidor más devoto, se perdió la ceremonia de salida de Trump para acudir a la juramentación de Biden.
Trump se retiró el miércoles a su propiedad en el sur de Florida, donde ha reunido a un pequeño grupo de exasesores en la Casa Blanca que trabajarán desde una residencia para invitados de dos niveles en la propiedad de Mar-a-Lago. Además de los asesores en Washington, Trump tendrá acceso a un comité de acción política muy bien financiado, Save America PAC, que muy probablemente herede decenas de millones de dólares en donaciones que saturaron sus arcas de campaña después de su derrota electoral.
Los allegados a Trump creen que él mantendrá un perfil bajo en un futuro inmediato mientras se concentra en el inminente juicio político en su contra por haber incitado los disturbios, pero se espera que después de eso resurja, muy probablemente otorgando entrevistas y buscando un nuevo foro en las redes sociales tras haber perdido su fuerte megáfono en Twitter.
Trump hizo una inquietante promesa al abandonar la Casa Blanca por última vez como presidente: “Volveremos de alguna manera”.
Trump dejó el cargo con un índice de aprobación de 34%, de acuerdo con Gallup —el nivel más bajo de su presidencia— pero la abrumadora mayoría de los republicanos, 82%, aprobó su desempeño en el cargo. Y aunque algunos de ellos traten de seguir adelante, la continua popularidad de Trump en las bases del Partido Republicano le garantiza que seguirá siendo una fuerza política.
Pese a los muchos desafíos del Partido Republicano, están cerca de retomar una o ambas cámaras del Congreso en las elecciones intermedias del próximo año. Desde los comicios de medio mandato de 2006, el partido en la Casa Blanca ha perdido en promedio 37 escaños de la Cámara de Representantes. Actualmente, los demócratas poseen una mayoría de 10 escaños en la cámara baja y están empatados con los republicanos en el Senado.
“Yo espero que los republicanos no participen en este ruin y vengativo ataque final dirigido al presidente Trump”, dijo Cruz. “Deberíamos seguir adelante”.