Los vacacionistas británicos empezaron a llegar en grandes cantidades al sur de Portugal el lunes, por primera vez en más de un año, después de que los gobiernos de ambos países relajaron sus restricciones de viaje por la pandemia de COVID-19.
Mientras la temperatura ascendía a unos 32 grados centígrados (90 Fahrenheit), los turistas eran recibidos en el aeropuerto Faro con kits de bienvenida contra el COVID-19 que contienen mascarillas y desinfectante.
Los arribos iluminaron el panorama del sector turístico portugués, que es crucial para el país, en especial los centros vacacionales de sol y surf en las playas de Algarve, el cual depende enormemente del mercado británico y donde los hoteles permanecieron cerrados la mayor parte del último año.
A su llegada, los turistas deben mostrar un resultado negativo de una prueba PCR para COVID-19 realizada máximo 72 horas antes.
Tanto Portugal como el Reino Unido han tenido una disminución en el promedio de nuevos casos de COVID-19 para un periodo de siete días a entre tres o cuatro por cada 100.000 habitantes. Las autoridades indican que ese índice es lo suficientemente bajo como para relajar las restricciones.
El sábado, el gobierno luso anunció que las personas provenientes de otros países con índices de incidencia de COVID-19 por debajo de los 500 casos por cada 100.000 habitantes en un periodo de 14 días pueden ahora realizar viajes no esenciales a Portugal. Eso significa que la mayoría de los europeos puede visitar el país mostrando una prueba negativa de coronavirus.
Las autoridades británicas colocaron a Portugal y a otros 11 países en una Lista Verde de territorios de bajo riesgo. Los británicos que regresen a casa de esas áreas no necesitan ponerse en cuarentena.
FUENTE: Associated Press