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Marta Matamoros, la panameña sin hijos que luchó por la licencia maternal

Marta Matamoros, una de las sindicalistas más importantes de Panamá, no se casó ni tuvo hijos, pero eso no le impidió empatizar con sus compañeras de fábrica que bordaban hasta que rompían fuentes y volvían al trabajo a las pocas horas de dar a luz.

Se puso tanto en su lugar que hizo de la lucha por los derechos de las madres trabajadoras su razón de ser y consiguió, entre otras muchas cosas, introducir la licencia de 14 semanas por maternidad en el primer Código de Trabajo de Panamá (1946), un derecho que sigue vigente.

Su contribución al sindicalismo panameño fue recordada esta semana con motivo del Día Internacional de la Mujer durante la presentación en el Ministerio de Trabajo y Desarrollo Laboral (Mitradel) de un libro que recoge una entrevista que le hicieron en su casa dos sociólogas en agosto de 1994.

"Hoy en día es más necesario que nunca evocar la figura de Marta, en un momento en el que los sindicatos están desapareciendo y los que quedan están desunidos y comprados por los poderes económicos", indicó en declaraciones a Efe Myrla Gutiérrez, una de las autoras de "Marta Matamoros. Entrevista personal".

Matamoros, que nació en el casco antiguo de la capital panameña en 1909, en el conocido barrio de Santa Ana, y fue hija de inmigrantes costarricenses, siempre tuvo conciencia de clase.

Su padre, como reconoció durante aquella charla hace más de veinte años, era "muy socialista" y solía hablarle de la independencia de Panamá y de la Revolución Francesa: "Yo soy obrera, soy hija de obreros y lo tengo en la sangre".

Comenzó a coser en casa pero se cansó "de la soledad" y entró de aprendiz en El Corte Inglés, uno de los pocos talleres para ropa de hombres que había en la ciudad, aunque fue en El Bazar Francés donde empezó a coquetear con el sindicalismo y a indignarse porque el patrón no les dejaba levantarse más de dos veces al baño.

En 1945 dio el paso que marcaría su vida y se afilió al extinto Sindicato de Sastres y Similares, del que años más tarde fue su primera secretaria general y al que cambió el nombre por Sindicato de la Confección de Ropa porque en el sector textil "había más mujeres que hombres" y no tenía sentido seguir usando la palabra "sastre".

Los 50, 60 y 70 del pasado siglo no fueron tiempos fáciles para las sindicalistas en ningún país del mundo. Matamoros lideró varias huelgas en los talleres, introdujo los piquetes y en 1951 fue condenada a 99 días de prisión, que pasó en el sótano de la temida y cochambrosa Cárcel Modelo.

Nunca más volvió a ser contratada en un taller y tuvo que trabajar desde casa. Pero ni en sueños abandonó el sindicato: "Muchas veces estuve entre perdigones y cosas así y aquí estoy todavía y creo que puedo dar la batalla aunque sea en tres pies con el bastón", bromeaba a los 85 años cuando recibió a las dos autoras del libro.

Su mayor logro, del que murió orgullosa en 2005, fue haber llevado a la Asamblea Nacional una propuesta para reconocer el permiso remunerado por maternidad, que terminó incluyéndose en el Código de Trabajo y que hoy en día permanece intacto: "Es una satisfacción que tenemos las costureras", solía decir.

También presumió siempre, y con razón, de haber conseguido años más tarde que a las mujeres no se las pudiera despedir hasta un año después de dar a luz, un derecho que descubrió en unos de sus muchos viajes al extranjero.

"¡Son cosas vividas y ganadas!", exclamó la activista hace dos décadas.

Durante la entrevista, Matamoros contó además cómo unos empresarios "gringos" intentaron comprarla para usarla de espía en el sindicato y cómo fueron las protestas contra el Tratado Filós-Hiles, que en 1947 cedió territorios a EE.UU para construir bases militares.

"El reconocimiento de las 6 semanas antes del parto y de las 8 semanas posteriores son luchas que se lograron gracias a mujeres como Marta. No creamos que nos obsequiaron con ese derecho, que fue la idea de alguien con buena voluntad. No, esto se logró gracias a la lucha", concluyó la otra autora, Jacqueline Candanedo.

FUENTE: EFE