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"Proyecto Biorural" busca proteger el Corredor Biológico Mesoamericano

Panamá es el tramo más angosto del Corredor Biológico Mesoamericano, uno de los más importantes en el mundo y cuya finalidad es mantener la interacción extraterritorial de las especies.

Para impulsar este proyecto el GEF otorgará una donación por un monto de B/ 3.5 millones, que se sumará a una contrapartida de B/ 3.5 millones que hará la institución, ejecutables en un plazo de 4 años.

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MiAmbiente explica que se trata de una iniciativa para el desarrollo rural sostenible y conservación de la biodiversidad, con lo cual se busca mejorar la gestión de 12 áreas protegidas de Panamá ubicadas en las provincias de Bocas del Toro, Chiriquí, Veraguas, Coclé y Panamá Oeste y en las comarcas: Naso TjerDi, Ngäbe y Buglé, Guna Yala; y el Territorio Bribri.

Asimismo se busca mejorar la gobernanza de 5 áreas clave de las biodiversidades ubicadas en el Corredor Biológico Mesoamericano, al tiempo que se promoverá los eco-negocios con organizaciones de productores como ganadería amigable, agroforestería, agricultura orgánica y sistemas silvopastoriles.

Cabe mencionar que Panamá es el tramo más angosto del Corredor Biológico Mesoamericano, uno de los más importantes en el mundo y cuya finalidad es mantener la interacción extraterritorial de las especies.

“Los objetivos y actividades desarrolladas durante el proyecto contribuirán directamente con la recuperación económica en las zonas rurales donde habita la población campesina y áreas indígenas afectadas significativamente por la pandemia por COVID-19”, detalló José Victoria, director de Áreas Protegidas y Biodiversidad del MiAmbiente.

Además Yiris Rovira, técnica encargada del proyecto, resaltó que el “Proyecto Biorural” contribuirá a los esfuerzos que lleva adelante MiAmbiente, generando y compartiendo conocimientos sobre la biodiversidad, y apoyando la integración de la biodiversidad con acciones en los ambientes terrestres y acuáticos para la protección de los hábitats y las especies y mejorar la sostenibilidad financiera, la gestión eficaz y la protección de los ecosistemas, algunos de los cuales son áreas protegidas reconocidas como patrimonio mundial.

“El diseño del proyecto se ha realizado con los estándares ambientales y sociales del Banco Mundial, enfocados en gestionar los riesgos de los proyectos, para abordar los problemas ambientales y sociales en su diseño, implementación y operación, mientras se asegura un marco para la consulta con las comunidades y para la divulgación pública”, explicó Rivira.