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Aguantar las ganas de orinar: ¿es malo para la salud?

Cuando aparece la sensación de ganas de orinar, es cuando vejiga llegó a un punto que fisiológicamente es el tope.

Yulilka Godoy
Por Yulilka Godoy

Aguantar las ganas de orinar sin duda es malo para la salud, aún más si esto se hace continuamente a lo largo del día o varias veces a la semana. Algunas personas se escudan con argumentos como "no tengo tiempo para ir al baño" o "se me olvidó que tenía ganas de orinar". Y no miden los riesgos que ocasiona esto, en vista de que puede alterar la función de la vejiga y traer otras repercusiones a largo plazo para su salud.

Cuando aparece la sensación de ganas de orinar, es cuando vejiga llegó a un punto que fisiológicamente es el tope. Así es como el órgano le avisa a nuestro cuerpo que ya no sostiene más orina y que es el momento de vaciar los desechos.

"La vejiga puede soportar más, pero el reprimir las ganas de orinar, deteriora el órgano causando flacidez" explicó Marta Roa, médica especialista en medicina física y rehabilitación.

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La vejiga es el depósito de la orina.

La vejiga es el depósito de la orina.

Aguantar las ganas de orinar: ¿cuáles son sus repercusiones?

  • La vejiga puede aguantar las ganas de expulsar la orina pero se va llenando como un globo y se va volviendo un poco flácido, algo que no tiene vuelta atrás.
  • Infecciones urinarias.
  • Orina retrógrada, esto ocurre cuando parte de la orina se regresa a los uréteres y de los uréteres al riñón infectándolos, si no se tiene un tratamiento rápido puede causar complicaciones.
  • Incontinencia urinaria (ocurre de forma natural en ancianos).

La incontinencia ocurre naturalmente en los ancianos, sin embargo al aguantar ganas de orinar, este es un indicativo de afectación en su sistema urinario; por retener el líquido.

Incontinencia en las mujeres embarazadas

Es normal que una mujer embarazada tenga incontinencia en el periodo de gestación. Esto ocurre por una fuerza mecánica, ya que el útero (donde se aloja el embrión) está cerca de la vejiga, mientras el feto va creciendo; empuja haciendo presión interna y produciendo que la madre no pueda aguantar las ganas de orinar o que en ocasiones tenga una fuga de orina.