CRIANZA Creciendo con Mamá -  9 de julio de 2018 - 08:00

Razones por las que no debemos creer en los "terribles 2 años"

Cuando pensé en escribir sobre este tema, les puedo contar que cada artículo o frase que leía se refería a los dos años de edad como los peores de esta vida, pero me detuve a pensar en la forma de crianza de cada quien, por ejemplo, si sé que mi bebé (que ahorita tiene 8 meses) quiere agarrar algo que no debe, le diré que no muchas veces hasta que me entienda, desde pequeña, para que cuando llegue a esa edad, al menos sepa que cuando mamá o papá dicen NO, es porque NO debe hacerse y por consiguiente, sea obediente.

Pensando en ello, decidí contactar a la psicopedagoga y especialista en Desarrollo Infantil, Anna Andreatta, quien fue enfática en aclararme lo siguiente: "No existen los TERRIBLES DOS. Tú tienes un problema, tu hijo NO" . Ahora, conozcamos el por qué.

Andreatta explica que en realidad la palabra "Terrible" es aplicable a los padres, a cómo se sienten cuando su hijo llega a esa edad y se dan cuenta que ya no hacen lo que ellos quieren y no saben qué hacer con eso. "Ya mi hijo no va para donde yo quiero, ni come lo que yo quiero, quiere escoger su ropa, pide ir a sitios determinados y además, ya tiene amiguitos y juguetes favoritos, eso es lo terrible, pero para los padres", manifestó la especialista.

Hay ciertas cosas que benefician a nuestro (a) hijo (a) a los dos años, veamos cuáles son:

- Tener independencia, sentir que es capaz: Cuando cumple los dos años comienza la etapa de la independencia, nos daremos cuenta que tomará pequeñas decisiones y que descubre que puede hacer más cosas sin nuestra ayuda. Eso quizá lo veamos terrible, pero para ellos es fabuloso.

- Permiso que vengo a descubrir el mundo: Son capaces de caminar, correr, saltar y recorrer el mundo por sí solos, a diferencia que antes nos necesitaban; pasan sus días experimentando y aprendiendo de todo.

- Todo es nuevo: Todo es nuevo tanto para nosotras como para nuestros hijos. Antes sólo explotaba la burbuja, ahora la quiere hacer; antes lo cargábamos, ahora lo tenemos que perseguir; antes lo subíamos al parque, ahora lo esperamos afuera; y así. Es importante darnos cuenta la alegría inmensa que sienten cada vez que descubren algo nuevo, eso nos debe llenar y no hacer perder la paciencia.

- Estoy aprendiendo: Hacen lo que nos vieron hacer, se pintan con nuestro labial, se ponen nuestros zapatos o tacones, rayarán los cuadernos igual que nosotros, sólo que nosotros escribimos, ellos rayan, pero estas cosas con las que les permiten descubrir el mundo.

- No rendirse: En este proceso de aprendizaje, rendirse o desistir no es una opción para ellos, si se dan cuenta que no pueden hacer lo que quieren, piden ayuda, pero nada de desistir.

- Te quiero o no te quiero: Expresan lo que sienten, un día pueden decirnos no te quiero y en cinco minutos un te quiero de corazón.

- Nuevo vocabulario: Cada locura que dicen nos roba una sonrisa, pero les gusta que entendamos lo que dicen porque si no se molestan.

- Vive cada berrinche: Si están tranquilos y cariñosos, entonces nosotros estamos bien; pero cuando protestan se nos olvidan los buenos momentos; esto no debe pasar, debemos entender que está creciendo y que esto es parte de su desarrollo.

- Pena, ¿Qué es eso?: A ellos no les importa si a nosotros nos da pena, bailan en público, cantan, se quitan la ropa, nos llevan a hacer cosas que normalmente no haríamos, esta etapa, sin duda, tenemos que disfrutarla.

Todos estos valiosos datos que nos brinda la especialista Anna Andreatta, son los que tenemos que tomar en cuenta y nunca olvidar el proceso normal de los niños, siempre y cuando tengamos paciencia, disfrutemos de cada momento e instante con ellos y no nos molestemos sin motivo; todo estará muy bien y nos daremos cuenta que NO existen los supuestos "Terribles Dos" .

Si quieres compartir tu experiencia, puedes escribirme al correo electrónico [email protected] y si te interesa realizarle una evaluación integral a tu bebé, puedes contactar a Anna Andreatta al número telefónico 6327-4096. ¡Que Dios me las bendiga!

FUENTE: Marilyn Cejas de Miranda