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España y Latinoamérica se abren hueco en la Fiesta del Cómic de Bruselas

Bruselas, una de las grandes capitales mundiales de la historieta, inauguró hoy la Fiesta del Cómic, que este año tiene a Québec como invitado de honor y en la que no ha faltado la presencia de dibujantes de España y América Latina.

El evento, que se celebra durante todo el fin de semana, servirá de punto de encuentro para profesionales y aficionados de todo el mundo en una disciplina que mantiene aún un marcado acento masculino, entre ellos los dibujantes españoles Mateo Guerrero, Migues Díaz Vizoso, Roger Ibáñez o Joan Urgell.

Québec, representado por una delegación de una cuarentena de artistas, contará con un hueco especial en la feria, que también acoge una muestra especial de rincones como China, el País Vasco o La Habana.

El evento, arropado por el enorme apoyo institucional que recibe el cómic en Bélgica, incluye además la entrega del premio Raymond Leblanc, que esta edición fue concedido al joven artista suizo Debuhme por su obra "L'ours" (El oso).

El legendario dibujante suizo Derib, uno de los encargados de entregar el galardón, homenajeó a las nuevas generaciones de artistas e insistió en que "la juventud merece ser escuchada y su talento reconocido".

Uno de los dibujantes españoles que participa en el evento es Javier Sánchez Casado, un barcelonés de 37 años que dejó su trabajo como ilustrador de libros de texto para dedicarse a su sueño de dibujar viñetas, quien firmó hoy en Bruselas su primer cómic, publicado por el sello franco-belga Casterman.

El libro se llama "Les aventures ahurrissantes de Benjamin Blackstone et Lord Schenbock" (Las sorprendentes aventuras de Benjamin Blackston y Lord Schenbock) y todavía no ha sido publicado en España, si bien ya han entablado contacto con algunas editoriales del mercado español.

"Es la primera vez que vengo a un festival", declaró a Efe Casado, quien confesó que "si te digo que no estoy encantado de la vida te miento, estoy ilusionado".

Es la primera vez que el artista acude a un evento de este estilo y, según explicó, encuentra especialmente enriquecedor el trato con el público, ya que "el trabajo del dibujante es muy solitario y aquí ves a la gente, el trato con la gente me gusta".

El argentino Horacio Altuna, referente de esta disciplina artística en Latinoamérica y en todo el mundo, también aprecia especialmente la dimensión social y humana de este tipo de ferias.

"Ando de feria en feria, aunque hacía mucho que no venía a Bruselas", relató a Efe este dibujante de 74 años que en 1982 se mudó a Sitges (Cataluña) y para quien "siempre es bueno relacionarse con los colegas, con los aficionados y con los lectores, eso es fantástico".

En opinión de Casado, cuya primera obra ha nacido por encargo y patronazgo extranjero, el negocio del cómic está creciendo en España, tanto respecto a la demanda como respecto a los autores, pero cree que "todavía es pronto" para hablar realmente de un "mercado".

Ambos dibujantes coinciden en que tanto el reconocimiento del noveno arte como la falta de iniciativa o ambición por parte de las editoriales dificulta el trabajo tanto de los veteranos de la disciplina como de los dibujantes neófitos.

"En Francia, Bélgica está mucho más consolidado, forma parte de la propia cultura", añadió Casado, pues a su juicio se trata de países en los que, "igual que el cine o cualquier otro libro, el cómic también tiene un lugar".

Altuna, quien lleva 51 años en el mundo del cómic, señaló igualmente que "en España para editar a un dibujante español o de origen latinoamericano primero hay que vender los derechos en Francia o en Estados Unidos y después en España compran los derechos, pero allá no publican en general".

El argentino destacó igualmente la paradoja en la que vive esta profesión en su continente natal, pues si bien cree que "el mundo del dibujo en América Latina está muy desarrollado", persiste un gran inconveniente: "no hay fuentes de trabajo, entonces eso impide que no haya proliferación de más colegas".

FUENTE: EFE