BRASILIA (AP). El presidente de Colombia Alvaro Uribe afirmó el viernes que con la demanda del retiro de la fuerza pública de dos municipios colombianos, las guerrillas de las FARC buscan reconquistar espacios en el sur del país, que anteriormente estuvieron bajo su dominio.
"Los colombianos no vamos a permitir caer en ese engaño, en esa trampa, en esa celada que nos ha querido vender las FARC", dijo Uribe a reporteros a la salida de su hotel para participar en la jornada en la cumbre de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), que se desarrolla aquí por un día.
Uribe dijo que el sábado sostendrá su tradicional consejo de ministros y autoridades locales en el municipio de Florida, en el departamento del Valle del Cauca, en el suroeste colombiano.
Las rebeldes Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) han demandado que el gobierno de Uribe retire a militares y policías tanto de Florida como del vecino municipio de Pradera, para entonces discutir allí un posible intercambio de secuestrados en manos de los rebeldes a cambio de insurgentes detenidos en cárceles colombianas.
Uribe ha rechazado sistemáticamente ese retiro o despeje de la fuerza pública, mientras presentó a fines del 2007 como contraoferta que se negocie el intercambio o canje en una zona rural de cualquier parte del país en la que ya no exista presencia de tropas militares y policías.
En el consejo del sábado "vamos a mostrar en un mapita que ese mezquino interés de las FARC de tener una zona de despeje en Pradera y Florida, vamos a mostrar cómo detrás del aparente espíritu humanitario lo que hay es el interés de reconquistar un Caguán", dijo Uribe.
Caguán es una región del sur colombiano, cercana a la del Valle del Cauca, de la que en 1999 el entonces gobierno del presidente Andrés Pastrana retiró a la fuerza pública por casi cuatro años para negociar en aquella región un acuerdo de paz con los guerrilleros.
Las negociaciones fracasaron y Pastrana ordenó a comienzos del 2002 el reingreso de la fuerza pública al Caguán, que todo aquel lapso sirvió de santuario a las guerrillas, según denunciaron las autoridades entonces sobre el supuesto ingreso o salida de drogas, secuestrados y hasta cabezas de ganado y autos robados.