CHRISTCHURCH, Nueva Zelanda (AP). Rescatistas usaban maquinaria pesada, sus propias manos y perros especialmente entrenados, para buscar el miércoles sobrevivientes que aún pudieran estar atrapados en edificios derruidos más de 24 horas después de que un terremoto devastó una de las ciudades más grandes de Nueva Zelanda.
La cifra de muertes confirmadas por el sismo de magnitud 6,3 del martes aumentó a 75 y las autoridades dijeron que era casi seguro que siga en aumento. Unas 300 personas siguen reportadas como desaparecidas.
Hubo vítores cuando un equipo de emergencia sacó a una mujer entre el metal retorcido y el concreto despedazado de uno de los edificios más afectados en Christchurch, en tanto que la policía anunció que perdieron toda esperanza de hallar supervivientes en otro derrumbe.
Partes de la ciudad de 350,000 personas están en ruinas y hay un corte generalizado de los servicios de agua, electricidad y telefonía.
El primer ministro John Key declaró un estado de emergencia nacional mientras cientos de soldados, policías y socorristas acudían a Christchurch a fin de prestar ayuda.
Uno de los edificios más altos de la ciudad, el Hotel Grand Chancellor, de 27 pisos, estaba en peligro inminente de derrumbe, informó el comandante de bomberos Mike Hall. Las autoridades evacuaron el inmueble y dos manzanas a la redonda.
"Parece una zona de guerra, como si una bomba hubiera estallado", dijo un agente de bienes raíces, David Rankin, de 50 años, quien tenía previsto asistir a un almuerzo en el hotel.
El enfoque inmediato era sobre una docena de edificios del sector céntrico, donde hallar sobrevivientes era aún una posibilidad. En otros lugares, los escombros se dejaron intactos, aun si se creía que pudiera haber cadáveres atrapados, para dar prioridad a la búsqueda de sobrevivientes.
Los socorristas rescataron a Ann Bodkin de los escombros del edificio Pyne Gould Guinness, tras lo cual se reunió con su esposo, quien había observado ansiosamente el rescate.
Los rayos del sol se abrieron paso entre la lluvia mientras la mujer era extraida de los escombros. "Sacaron a Ann del edificio y Dios prendió las luces", declaró el alcalde Bob Parker.
En contraste, el ánimo era sombrío cerca de los restos del edificio de Canterbury Television, donde Kent y Lizzy Manning aguardaban sentados noticias sobre su madre, Donna, una presentadora de televisión de quien no habían oído desde el sismo.
"Mi mamá es una supermujer", dijo Lizzy Manning, de 18 años, con lágrimas corriendo por el rostro.
En ese momento, un policía se inclinó ante el par de jóvenes.
"Tengo terribles noticias...", comenzó a decir el oficial antes de informar a los hermanos que no había esperanza de que alguien sobreviviera atrapado en el edificio.
FUENTE: Agencia AP