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Misa en latín: mensaje de calma del papa a los tradicionalistas

El papa Francisco dio a conocer que no tiene nada que objetar a la misa en latín cuando es celebrada en el marco del respeto al Concilio Vaticano II, en un mensaje a una comunidad, se informó el miércoles en el Vaticano.

Dirigiéndose a la Fraternidad San Pedro (244 sacerdotes y 153 seminaristas en el mundo), les escribió que "celebrando los misterios sagrados según la forma extraordinaria del rito romano" (misa en latín), sus miembros "contribuyen, en la fidelidad a la tradición viviente de la Iglesia, a una mejor comprensión y aplicación del Concilio Vaticano II" (1962/65), reveló Radio Vaticano.

El Sitio Vatican Insider también reportó el miércoles las declaraciones del cardenal conservador colombiano Darío Castrillón Hoyos, recibido en audiencia por Francisco el 31 de octubre.

"Recientemente me entrevisté con el papa y me dijo que no había ningún problema con el antiguo rito, y que no había tampoco problema con grupos de laicos y asociaciones como la vuestra que lo promueven", afirmó Castrillón.

En agosto, una congregación tradicionalista, los Franciscanos de la Inmaculada, que celebraba con frecuencia la misa en latín, fue llamada al orden por Francisco. El uso de la misa del Concilio se hizo obligatoria y la misa en latín era solo posible con autorización en esta congregación.

Se trató de una sanción para poner fin a las divisiones. Pero causó una gran emoción en todo el movimiento tradicionalista, ya desconfiado con Francisco y fue percibida como una ruptura con la actitud más comprensiva de Benedicto XVI.

La crisis tradicionalista data de los años 70, cuando algunos movimientos tradicionalistas que no reconocen las conquistas del Concilio --en especial la misa en lengua vernácula-- crearon una disidencia.

Por deseo de búsqueda de unidad, el papa alemán, en su motu proprio "Summorum Pontificum" de 2007, reautorizó el rito preconciliar, para calmar a los integristas. El rito ordinario seguía siendo la misa conciliar.

Desde los años 70, algunos grupos --como la Fraternidad San Pedro-- regresaron de nuevo a la Iglesia, aceptando la autoridad del papa.

Pero los integristas puros y duros, encabezados por monseñor Marcel Lefebvre, siguieron ignorando los llamados de la Iglesia.

Francisco critica la actitud de los católicos que miran hacia el pasado, pero es sobre todo muy reticente a la indiciplina. El papa considera posible una pluralidad de expresiones litúrgicas si parten de un movimiento que obedece a la Iglesia.

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