La Policía y el Ejército israelí impidieron hoy al enviado de la ONU para la paz en Oriente Medio, Robert Serry, acceder a la iglesia del Santo Sepulcro de Jerusalén para asistir a la ceremonia del Fuego Sagrado, informó su oficina en un comunicado.
Según la nota, Serry y varios diplomáticos más habían sido invitados a este evento especial y a la procesión del Sábado Santo en la que la tradición dice que es la tumba de Jesucristo por la Comunidad Cristiana Palestina en Jerusalén
"La procesión fue detenida en un puesto de control establecido a la entrada de la iglesia del Santo Sepulcro, pese a que previamente se había garantizado el acceso", afirmó.
"La Policía israelí rechazó permitir tal entrada alegando que tenía órdenes al respecto", agregó la nota de Serry, desilusionado por la "inaceptable conducta de las autoridades de seguridad israelíes" frente a una procesión pacífica.
"Una vez más, instamos a todas las partes a respetar el derecho a la libertad de religión, y a garantizar el acceso a los lugares santos a todos los que quieren orar, sea cual sea su religión, y a evitar las provocaciones", afirmó.
Horas después, efectivos de la Policía israelí repitieron la acción con miles de cristianos etíopes que pretendían, en la tarde de este Sábado Santo, acercarse al Santo Sepulcro para celebrar la pascua de su Iglesia.
Policías israelíes colocaron vallas en medio de los estrechos callejones de la ciudad santa, golpeando con ellas incluso a niñas de corta edad y a ancianos.
Según la agencia de noticias local Maan, siete palestinos fueron, además, detenidos este sábado en acciones de las fuerzas de Seguridad israelíes en la ciudad vieja de Jerusalén.
Miles de cristianos de todo el mundo se acercaron este sábado santo a la ciudad vieja de Jerusalén para conmemorar la ceremonia del Fuego Sagrado en Jerusalén, que se celebró bajo un férreo dispositivo policial israelí e importantes restricciones de acceso al área de la Tumba de Jesús.
Alcanzar a ver el milagro del Fuego Sagrado en la iglesia del Santo Sepulcro, donde un llama emana de la tumba de Jesucristo para después ser extendida por todo el mundo, se tornó en una misión imposible para numerosos creyentes, que trataban de alcanzar el lugar santo a través de las laberínticas calles de la ciudad vieja.
A cada giro que daban, en cada recoveco, en cada callejón que llevaba a las arterias principales, se topaban con una barrera y con las fuerzas de Seguridad israelíes, fuertemente armadas, que les restringían en paso.
Solo eclesiásticos y residentes podían entrar al lugar momentos antes y después de la ceremonia.
Sin embargo, muchos peregrinos llegados desde todo el mundo vieron frustrados sus deseos de compartir el "milagro del fuego" al toparse con las barreras que les impedían acceder al templo, por lo que algunos resolvieron iniciar sus oraciones en los puntos de control móviles.
Este año el patriarcado griego ortodoxo de Jerusalén lanzó una campaña para exigir la libertad de oración, haciendo alusión a la libertad de movimiento, que impide a palestinos pero también a peregrinos de todo el mundo visitar algunos de los lugares sagrados durante las principales fiestas religiosas, como es la Semana Santa. EFE
FUENTE: EFE