INGLATERRA Internacionales - 

Una nueva biografía sobre el príncipe Carlos crea polémica

Una nueva biografía del príncipe Carlos de Inglaterra ha resucitado la cuestión de si está capacitado para ocupar el trono, siendo tan poco proclive a la neutralidad sacrosanta que ha contribuido al éxito del reinado de su madre, Isabel II.

"Tensión en el palacio, Carlos se niega a ser un rey mudo", tituló el semanario Sunday Times. Para el diario The Times, "la reina teme que el país no esté preparado para aceptar a Carlos y su activismo."

Los titulares de estos dos periódicos del magnate estadounidense Rupert Murdoch se basan en las "revelaciones" de una nueva biografía polémica, de las que avanzaron extractos antes de que llegue a las librerías el jueves.

La autora de "Carlos: el corazón de un rey" (Charles: Heart of a King), Catherine Mayer, que dirigió la oficina de la revista estadounidense Time en Londres, es reincidente.

En un artículo que causó sensación en 2014, ya había cuestionado las ganas del futuro Carlos III de ocupar el "alto cargo".

Su libro confirma que se prepara "sin entusiasmo" para el relevo, por miedo a tener que abandonar sus intereses, y esboza un retrato "moderadamente halagador", dice la BBC.

El príncipe "de la falta de confianza congénita" tiene a demasiada gente dispuesta a complacerle en su séquito.

Su palacio Clarence House, "se parece a 'la corte del lobo'", el apodo que la novelista Hilary Mantel usó para describir la corte de Enrique VIII en el siglo XVI, dominada por las intrigas y la violencia.

Sin embargo, el príncipe al que sus 161 empleados llaman "the boss", "el jefe", el "caballero que tiene como misión salvar su planeta de adopción y la monarquía", rechaza renunciar a sus convicciones en temas como el medio ambiente, los alimentos ecológicos o la inserción de los jóvenes pobres.

Según Mayer, el príncipe le confió: "quiero elevar las aspiraciones, volver a crear esperanza donde hay desesperación, y salud donde hay privaciones".

La biografía no decepcionará a sus detractores -liderados por su padre, el duque de Edimburgo-, que le reprochan colocar sus "pasiones cerebrales" antes que sus deberes reales.

El palacio del príncipe, Clarence House, obviamente indignado, insiste en que el libro es una biografía "no autorizada".

"Las especulaciones sobre cuál sería el papel del actual príncipe de Gales una vez se convierta en rey están en el aire desde hace décadas. No hacemos comentarios sobre el tema, y no vamos a empezar ahora", dijo tajantemente una portavoz.

La escritora y periodista esgrime una breve entrevista con Carlos y el acceso a muchos allegados, cortesanos y detractores que pidieron el anonimato, como es el uso cuando se habla de los miembros de la familia de Windsor.

La biografía ha provocado un diluvio de puntualizaciones de fuentes "reales", "solventes", y "del primer círculo" de confianza del príncipe. Dicen que la reina, de 88 años, "tiene plena confianza" en Carlos, de 66, que la representa regularmente como parte de un aprendizaje que lleva a cabo a una edad en la que los británicos disfrutan de la jubilación.

Una campaña de relaciones públicas vigorosa le ayudó a pasar página de su impopularidad en el momento de la trágica muerte de su esposa Diana en 1997, de la que se divorció, y su nuevo matrimonio con Camila, su amante de toda la vida, en 2005.

Para el editor WH Allen, el libro revela a un hombre "en toda su complejidad", con "opiniones apasionadas, que significan que nunca será ni remotamente tan imparcial como su madre".

Salvo que uno de los axiomas de la monarquía constitucional británica es que el rey reina pero no gobierna, y deja eso para el gobierno elegido democráticamente.

Resulta además que la Corte Suprema decidirá en marzo si permite la publicación de "los memorándums de la araña negra", un nombre que esconde las notas que el futuro rey dirigió a siete ministerios y de las que se sospecha que se acercan a la injerencia.

¿Hay que temer una crisis o se trata de una tormenta en un vaso de agua (en una taza de té, como dicen en Gran Bretaña)?

Robert Jobson, reconocido experto en la monarquía, se inclina por lo segundo.

"El problema no se plantea en este momento, porque aún no es rey. Si se expresara con tanta libertad una vez fuera monarca, podría ser problemático. Pero no es el caso", dijo a la AFP.