La oposición venezolana inició este jueves su segundo año al frente del Parlamento con una renovación de su cúpula y una nueva ofensiva contra el presidente Nicolás Maduro, que ya se adelantó a reestructurar su gabinete para un año crucial en la crisis del país.
Con la emisión televisiva de la sesión abruptamente cortada por la retransmisión de un acto de Maduro del miércoles, Julio Borges, abogado de 47 años, juró en sustitución de Henry Ramos Allup, como presidente del Legislativo, que por primera vez en 18 años de gobierno chavista está controlado por la oposición.
"Hoy se instala esta Asamblea en medio de las peores dificultades (...). Vivimos un momento injusto y vergonzoso", dijo Borges, exjefe de la fracción opositora y fundador de Primero Justicia, partido del excandidato presidencial Henrique Capriles.
Pese a sus pugnas internas, la Mesa de Unidad Democrática (MUD) delineará una hoja de ruta en la sesión parlamentaria que arrancó este mediodía, tras haber fracasado en su plan de sacar del poder a Maduro con un referendo revocatorio en 2016.
Pero Maduro se prepara para la nueva etapa. El miércoles rearmó su gabinete, nombrando al abogado Tareck El Aissimi, de 42 años y quien se define "radicalmente chavista", como vicepresidente en lugar de Aristóbulo Istúriz, una figura clave porque sería su relevo si su mandato fuera revocado en un referendo este año.
Opositores temían que las autoridades boicotearan la sesión, argumentado que la justicia -a la que acusan de oficialista- declaró en desacato al Legislativo y considera nulas sus decisiones. Pero diputados chavistas acudieron a la sesión.
"Ha pasado un año y aquí sigue el presidente Maduro", celebró el jefe de la bancada oficialista, Héctor Rodríguez.
La oposición debe aclarar si seguirá impulsando un proceso de referendo, tras ser suspendido en octubre pasado por el poder electoral, aun si ya no implica una salida del chavismo del poder.
Según la ley, si Maduro hubiera perdido un referendo en 2016, deberían haberse convocado elecciones presidenciales, pero después del próximo 10 de enero -cuando cumple cuatro años de mandato- sólo sería reemplazado por su vicepresidente.
La MUD anunció que buscará motivar la presión social, pero aún no ha logrado capitalizar el descontento por la crisis, que ha llevado al 78,5% de los venezolanos, cansados de la altísima inflación y la falta de alimentos y medicinas, a reprobar la gestión de Maduro, según Datanálisis.
Afirmando que este año será el de "la recuperación y expansión de la revolución", Maduro cambió al equipo económico y pidió a El Aissimi encargarse de la seguridad del país y "luchar contra los terroristas de la extrema derecha", como llama a algunos opositores.
"Es el socialismo la vía para la salvación de la patria, no el capitalismo, no la burguesía, no esta derecha terrorista y criminal", dijo El Aissami, gobernador del central estado Aragua, al asumir su cargo.
Para Borges "el país lo que necesita es un cambio radical": "Maduro ha hecho 98 cambios de ministerios y ahí están los resultados: inflación, escasez, inseguridad. Es el mismo equipo fracasado", aseguró.
Tras arrasar en las legislativas de 2015, el apoyo a la MUD bajó, según Keller y Asociados, del 45% a 38% en los últimos dos meses, por errores de estrategia, desconexión social y por iniciar un diálogo con el gobierno, rechazado por la mitad de sus 30 partidos y muchos seguidores.
"La oposición está retada por la realidad a hacer tres cosas: reestructurar su organización, redefinir su estrategia y presentar a los venezolanos un horizonte claro de solución", dijo Jesús Torrealba, quien podría ser sustituido como secretario ejecutivo de la MUD.
Para la oposición, la grave crisis venezolana exige un cambio de gobierno, por lo que pretendía lograr, en la mesa de pláticas, una reactivación del referendo o un adelanto de las presidenciales de 2018.
Pero el chavismo ha descartado negociar esos temas, tras lo que la oposición congeló el proceso y planea no asistir el 13 de enero a la tercera ronda del diálogo, que arrancó el 30 de octubre con auspicio del Vaticano.
"Borges se comprometió conmigo de palabra a (...) participar del diálogo. Él me mandó a decir: el viejito loco se va, yo sí voy a dialogar", dijo Maduro, desmentido por el ahora jefe legislativo.
Mordaz y de verbo florido, Ramos Allup, de 73 años, mantuvo en su gestión un duro enfrentamiento con el gobierno, y esta semana rechazó que la MUD vuelva al diálogo, pese a que 17 opositores fueron liberados desde octubre. Según la MUD, aún hay un centenar presos.
"Los retos de la oposición son gigantes", dijo a AFP el analista Luis Vicente León, para quien la MUD debe entender que "sin unidad" y conexión social no cambiará nada.