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Aceleran cambios en el Departamento de Seguridad Nacional

El presidente Donald Trump y sus aliados en la Casa Blanca que favorecen una postura migratoria más estricta aceleraron el lunes su campaña para renovar al Departamento de Seguridad Nacional, con una labor que va mucho más allá de la salida de la secretaria Kirstjen Nielsen.

El desmantelamiento de la plana mayor en materia de inmigración está siendo orquestado por el asesor presidencial Stephen Miller, la fuerza detrás de algunas de las políticas más controversiales del gobierno, según tres personas al tanto del asunto. Más allá del cambio de rostros y nombres, Trump está sopesando volver a separar a las familias de migrantes en la frontera, reanudando una práctica que generó gran indignación el año pasado, indicaron las mismas personas.

Se prevé que L. Francis Cissna, director del Servicio de Ciudadanía e Inmigración, y John M. Mitnick, abogado general del Departamento de Seguridad Nacional (DHS por sus iniciales en inglés), sean obligados a dejar sus cargos, señalaron los funcionarios. Nielsen presentó su renuncia el domingo tras reunirse con Trump en la Casa Blanca, y tres días antes el gobierno retiró la nominación de Ron Vitiello para encabezar el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas. Otros servidores públicos de larga data en puestos de la agencia se encuentran también en la cuerda floja, dijeron los funcionarios, que hablaron a condición de guardar el anonimato porque no están autorizados a declarar públicamente.

Senadores de ambos partidos deploraron lo que está ocurriendo.

“La purga de altos mandos en el Departamento de Seguridad Nacional no tiene precedentes y amenaza nuestra seguridad nacional”, declaró la demócrata Dianne Feinstein. “El presidente Trump intenta convertir el DHS en su propia agencia personal antiinmigración”.

El republicano Ron Johnson, presidente de la Comisión de Seguridad Nacional, criticó al Congreso por una crisis en la frontera, pero también dijo: “Me preocupa el creciente vacío de liderazgo dentro del departamento encargado de atender algunos de los problemas más significativos que enfrenta la nación”.

Además de la agitación en el DHS, el director del Servicio Secreto está siendo obligado a dejar su puesto, pero se dice que su salida no está relacionada con la convulsión en materia migratoria.

A pesar de todo ello, el reacomodo de personal en el gobierno de Trump no eludirá las leyes migratorias ni las impugnaciones legales que lo enfrentan a cada paso que da mientras intenta hacer frente al creciente número de migrantes en la frontera y a su campaña para ser reelegido en 2020.

Nielsen ha cumplido obedientemente las órdenes del gobierno, pero con frecuencia tenía que explicarle a Trump los límites legales de lo que él intentaba hacer. Y a él no le agradaba.

Durante meses realizó labores diplomáticas con América Central y con México, y alcanzó un acuerdo en el que los solicitantes de asilo aguardarían en el vecino del sur mientras se resolvían sus peticiones, una medida pensada en parte para desalentar las solicitudes falsas. Se movilizó para abandonar las añejas regulaciones que dictaban cuánto tiempo se permitía que los niños estuvieran detenidos en instalaciones migratorias, y estaba trabajando para hallar espacio para detener a todas las familias que cruzan la frontera. Limitó las prestaciones públicas que pueden recibir los migrantes, y la semana pasada activó regulaciones para soslayar las leyes migratorias y negarle el asilo a cualquier persona detenida cruzando ilegalmente la frontera.

Además asumió la decisión más controversial de todas, la separación de familias en la frontera.

Casi todo ha sido impugnado o acotado en las cortes.

“El DHS está entre la espada y la pared”, dijo Doris Meissner, exdirectora del Servicio de Inmigración y Naturalización y miembro del Migration Policy Institute, un grupo sin filiación partidista.

Trump anunció el domingo que Kevin McAleenan, jefe de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza, asumiría el puesto de Nielsen en forma interina. McAleenan había impresionado al círculo de allegados de Trump, en especial a Jared Kushner, con su amplio conocimiento fronterizo.

FUENTE: AP