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Gánsteres australianos podrían quedar libres porque su abogada era una soplona de la policía

Algunos de los criminales más peligrosos de Australia podrían ser puestos en libertad si se anulara su condena próximamente, después de que se revelara que su abogada era una soplona de la policía.

En los años 1990, una guerra de bandas arrasó Melbourne. La policía parecía incapaz de penetrar en los bajos fondos de la gran ciudad del Estado de Victoria, en el sureste del país, mientras que el balance de muertos no dejaba de crecer.

La guerra entre pandillas de narcotraficantes de Melbourne se saldó en una cuarentena de asesinatos. La situación empezó a calmarse cuando sus principales protagonistas fueron encarcelados.

Pero decenas de esas condenas, o incluso cientos, están en el limbo desde que se supo que su abogada Nicola Gobbo proporcionaba información sobre sus clientes a la policía.

Gobbo representó a cientos de figuras destacadas de ese círculo, procesadas por tráfico de drogas o asesinato.

El año pasado, la fiscalía avisó a 22 personas que podían recurrir.

Gobbo, identificada en el proceso como "Abogada X" e "Informadora 3838", afirma que al menos 386 personas fueron detenidas e inculpadas gracias a sus informaciones, según una carta de junio de 2015 que salió a la luz en diciembre.

Una comisión real de investigación trata de determinar cuántos casos se vieron afectados por la doble misión de Gobbo, y este miércoles se retomarán las comparecencias.

"Las condenas dictadas en los casos en los que Gobbo proporcionó sus servicios jurídicos, salvo en los que jugó un papel mínimo, casi seguro que serán anuladas", indicó a la AFP Jeremy Gans, profesor de Derecho en la Universidad de Melbourne.

El padrino de la droga Tony Mokbel, que en febrero sobrevivió a un ataque con arma blanca en prisión, es uno de los que pretenden recurrir su condena, de 30 años en su caso.

Para Ruth Parker, abogada de otro de los afectados, el papel de soplona de la abogada durante el proceso es una "falta grave" y un ejemplo de "corrupción".

El comisario de la policía del Estado de Victoria, Graham Ashton, defiende a sus pares sin dudarlo, alegando que actuaron de "buena fe" y que el caso tuvo lugar en un contexto de guerra de pandillas. "Era una época peligrosa, desesperada", dijo a la prensa en diciembre.

Gobbo colaboró con la policía entre 2005 y 2009, una etapa clave en la acción contra el crimen organizado. Sin embargo, llevaba inscrita como informadora desde 1995, dos años antes de obtener su diploma.

Fue reclutada tras haber sido inculpada en 1993, después de que la policía encontrara cannabis, anfetaminas y armas en la casa que compartía, si bien fue absuelta sin que se ordenaran cargos contra ella, según su ficha.

La policía gastó millones de dólares ante de la justicia para mantener su anonimato, pero ahora Gobbo asegura haber perdido la confianza en el cuerpo armado y declinó un programa de protección de testigos.

En marzo, la Alta Corte levantó la orden que protegía su identidad, invocando "infracciones fundamentales y atroces" a su deber de abogada y el "comportamiento reprensible" de los investigadores.

Por su parte, la policía asegura que desde entonces se revisaron las reglas de actuación en esa materia y que un caso parecido nunca podría volver a ocurrir.

FUENTE: AFP