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El exmagnate brasileño Eike Batista deja la prisión tras decisión judicial

El empresario Eike Batista, quien llegó a ser el hombre más rico de Brasil y fue detenido el pasado jueves, fue liberado la noche del sábado tras una decisión judicial y pasó la noche en su casa de Río de Janeiro, donde ya cumplía arresto domiciliar tras una condena por corrupción.

Batista fue arrestado la mañana del jueves en el marco de una operación que investiga una supuesta manipulación del sistema financiero a través de información privilegiada, pero consiguió un "habeas corpus" la noche del sábado.

En su decisión, la magistrada de guardia Simone Schreiber subrayó que "el uso de cualquier forma de prisión cautelar para someter el sospechoso a interrogatorio es ilegal e incompatible con los principios de la Constitución Federal".

El empresario fue detenido por orden del juez federal criminal Marcelo Bretas, quien en 2018 condenó al empresario a 30 años de prisión por corrupción activa y lavado de dinero después de que se diera por probado que le pagó comisiones ilegales al exgobernador de Río de Janeiro Sergio Cabral para adjudicarse contratos públicos.

Las investigaciones que llevaron a la captura del exmagnate este jueves por segunda vez se basaron en la cooperación que prestó el banquero Eduardo Plass a la Justicia, uno de los implicados en las nuevas corruptelas de Batista.

De acuerdo con las indagaciones, las cuentas utilizadas para pagar sobornos a Cabral -preso por corrupción- también se usaron para manipular acciones de compañías en los que Batista tenía negocios.

Batista llegó a ser el séptimo hombre más rico del mundo y acumuló hasta 2010 una fortuna estimada en cerca de unos 30.000 millones de dólares a través de negocios de minería, petróleo y materias primas que se extendieron por varios países de la región.

Hijo del exministro Eliezer Batista, el empresario disfrutaba con la ostentación y el despilfarro.

Entre sus excentricidades figura la compra de uno de los mayores yates de Brasil, con 35 metros de eslora, y de varios autos de colección, como el Lamborghini Aventador que decoraba el salón de su mansión, en el barrio de Jardín Botánico, y del que terminó desprendiéndose por un millón de dólares.

No obstante, hace unos años el imperio se vino abajo por la mala gestión y la crisis internacional del crudo y las materias primas.

Tras ser detenido en 2017, Batista colaboró con las investigaciones sobre la corrupción en la estatal Petrobras, y en su declaración confesó haber colaborado de forma fraudulenta con algunas campañas electorales, mediante "donaciones" que no eran declaradas a las autoridades fiscales y correspondían a comisiones acordadas por la adjudicación de contratos públicos.

Batista pasó entonces tres meses en prisión y luego comenzó a cumplir su pena en su domicilio.