EEUU Internacionales - 

Las Vegas batalla para lidiar con confinamiento por COVID-19

Las máquinas tragamonedas están apagadas, los casinos entablados y cerradas con barricadas.

Las aceras se encuentran en su mayoría desiertas y los anuncios electrónicos que en su momento brillaban con luces de neón anunciando clubes nocturnos, espectáculos de magia y lugares topless ahora exhiben sombríos mensajes de seguridad.

Las famosas fuentes del casino Bellagio, donde el agua se dispara en chorros brindando una coreografía de luces y música, se encuentran apagadas. Las muchedumbres de turistas que batallan para recorrer las aceras han sido reemplazadas por un corredor ocasional o algún chico en patineta.

En la siempre ajetreada y ruidosa avenida principal de Las Vegas uno puede escuchar ahora el piar de las aves.

“Es una locura”, dijo Chris Morehouse, un imitador de Elvis de 70 años que recientemente pasó una tarde bebiendo cerveza y posando para algunos residentes de la ciudad que aprovecharon el inquietante silencio para tomar fotografías del cartel de bienvenida a Las Vegas Strip, con las luces de neón apagadas. “Es como si se tratara del fin del mundo”.

En lugar de recibir a la multitud de visitantes durante una de las temporadas más ajetreadas del año, con las finales del básquetbol universitario acaparando los sitios de apuestas, o con los planes —ahora arruinados— de llevar a cabo el draft de la NFL este fin de semana, paseando a los jugadores en botes hacia un escenario de alfombra roja en el lago del Bellagio, Las Vegas trata de sobrevivir.

El ocio, el turismo, la hospitalidad y la industria de las apuestas de Nevada representan un tercio de los empleos en el estado —lo que hace que Nevada dependa más del turismo que Alaska del petróleo.

Se prevé que los trabajadores pierdan cerca de 7.700 millones de dólares en salarios a lo largo de los próximos 18 meses en caso de que la industria del turismo continúe suspendida entre 30 y 90 días, de acuerdo con un estudio de la Asociación Turística de Nevada.

Después que la industria se ha mantenido inactiva desde hace más de cinco semanas, son más de 343.000 residentes los que han presentado solicitudes para ayuda por desempleo, y los gobiernos estatal y municipal podrían perder más de 1.000 millones de dólares en ingresos fiscales.