En cas
Gauthier Tchoutang Nkweya, un camerunés de 33 años y que tiene cuatro hijos con una francesa, hace parte de esos extranjeros que perdieron su empleo debido a que no pudieron renovar su permiso de residencia.
"En el primer confinamiento, tenía papeles. Como mi permiso había caducado en enero (2020), me lo prorrogaron, tres meses, seis meses, y con eso podía trabajar", cuenta a la AFP este padre de familia en el despacho de su abogado en Niza (sureste).
"Mi jefe estaba contento con mi trabajo, me renovaba los contratos. Pero un día me dijo: 'Gauthier, francamente, ya no puedo hacer nada, (...) necesitas tener papeles'".
Un joven filipino, casado y con un niño, que prefiere no revelar su identidad, perdió también todos sus ingresos desde febrero. La prefectura recibió su solicitud para renovar su permiso de estadía, pero él no ha recibido ningún documento por el momento, cuenta.
- Una montaña de litigios -
Oficinas cerradas al público y citas postergadas. A inicios de marzo, la prefectura de los Alpes Marítimos (sur), solicitada por la AFP, admitió que hay numerosas "situaciones problemáticas" en estos momentos, que generan una montaña de litigios en el tribunal administrativo de Niza.
Este último recibe decenas de solicitudes de emergencia al mes de residentes extranjeros.
Según cifras comunicadas por el Consejo de Estado, última instancia de la jurisdicción administrativa en Francia, el problema se extiende más allá de este departamento.
El número de casos que llegan a los tribunales administrativos se ha disparado en varias ciudades.
Para Gauthier Tchoutang Nkweya, los problemas se siguieron acumulando después de que perdió su empleo: el banco le cerró su cuenta, que tenía un saldo negativo, y él y su familia fueron expulsados de su vivienda por no poder pagar el arriendo.
"Voy a ser sincero, nunca la he pasado tan mal como ahora", dice Gauthier, que encontró un techo provisional a través de una asociación.
FUENTE: AFP