Bajo un riguroso esquema de seguridad, más de 12,000 presuntos pandilleros de El Salvador están encerrados en una megacárcel construida por orden del presidente Nayib Bukele, símbolo de la guerra que emprendió el año pasado contra las maras. El centro penitenciario, considerado el más grande de América, cumple seis meses entre luces y sombras.
Megacárcel construida durante régimen de excepción
La cárcel fue construida para recluir a los más de 70,000 pandilleros detenidos bajo un régimen de excepción que fue decretado por el Congreso a petición de Bukele, como respuesta a una escalada de violencia que se cobró la vida de 87 personas entre el 25 y 27 de marzo de 2022.
Para edificar la prisión el Estado compró 166 hectáreas, 23 de las cuales fueron utilizadas para levantar ocho pabellones que se encuentran dentro de un perímetro rodeado por un muro de concreto de 11 metros de altura y 2,1 kilómetros de extensión, protegido por alambradas electrificadas.
Organismos humanitarios han cuestionado el trato que reciben en las cárceles quienes son acusados de pertenecer a las pandillas.
En un informe tras cumplirse el primer año de régimen de excepción, la ONG de Derechos Humanos Cristosal denunció que tenía el registro de 174 muertes bajo custodia del Estado, y la calificó como "una medida permanente de represión y violaciones a los derechos humanos".
En febrero, el CECOT inició con un severo régimen en el que los reclusos nunca salían de sus celdas, e incluso aún no se les permite recibir visitas familiares, pero para reclusos conforme pasa el tiempo "la bendición está fluyendo", dice en referencia a que la mayoría se han declarado "cristianos".
FUENTE: AFP