La Caja de Seguro Social (CSS) a través de un conversatorio orienta a los médicos de familia prestar atención a las señales que reflejan una necesidad urgente de ayuda puede hacer la diferencia entre la vida y la muerte, ante conductas que lleven al suicidio de niños y adolescentes.
Un informe presentado por dicha organización explica que la mayoría de las personas que intentan suicidarse es ambivalente y no busca exclusivamente la muerte, por lo que se infiere que muchas veces el suicida no quiere fallecer, sino que desea dejar de sufrir.
Capacitaciones a médicos sobre el tema
La paidopsiquiatra Tania Navarro, reveló un dato preocupante y es que cada vez se registran más intentos de suicidio en niños en edades más tempranas, siendo una de las señales que van mostrando sobre sus intenciones, las autoagresiones.
Conductas suicidas según experta pueden ser los cortes superficiales en la piel, en respuesta a algún malestar emocional, sin intención de morir.
Otro elemento que se observa entre los muchachos de esta generación y que pudiera influir, es la pobre tolerancia a las frustraciones, factor que los padres deben tomar en cuenta para educarlos, y que en ese espacio de tiempo ellos aprendan a enfrentar los reveses de la vida cuando reciban un no por respuesta.
La especialista destacó que no podemos evitar que los niños sientan, que se enojen o que estén tristes, lo que sí pueden hacer como padres es ayudarles con dichas emociones, para que puedan afrontarlas de una manera más adaptativa.
Uso excesivo de aparatos tecnológicos
Con respecto a los estímulos, un factor que pudiera tener incidencia es el fácil acceso a los celulares, las tabletas electrónicas y las redes sociales, que aleja a algunos del poder saber esperar.
Subrayó que los adolescentes sobreexpuestos a dichas tecnologías manifiestan menos habilidades para comunicarse, porque se juntan menos físicamente, conversan menos y hasta muestran dificultades para identificar el cómo se sienten en un momento dado.
Por todo ello, es importante el diálogo, la escucha atenta y el no reprimir sus emociones y sentimientos; el acompañamiento de lo que aprenden en la escuela, las redes sociales e internet, interesarse por sus amistades y personas con quienes hablan, frecuentan y confían, y sobre todo demostrar su amor, como factor protector contra el suicidio.