FRANCIA Cine - 

Guédiguian vuelve al cine de critica social:"Me saca de quicio lo que ocurre"

Alicia G. Arribas,Madrid, 28 nov (EFE).- El cineasta Robert Guédiguian vuelve a la crítica social en su nuevo filme, "Gloria Mundi", una película sombría e irritante que se estrena en salas comerciales esta semana y en la que el francés no deja hueco para que entre la luz. ,"Me saca de quicio lo que ocurre hoy en día, me pone rabioso", comenta el veterano director en una entrevista con Efe realizada en el marco del Festival de Cine Europeo de Sevilla, como explicación a esa oscuridad que rezuma

El cineasta Robert Guédiguian vuelve a la crítica social en su nuevo filme, "Gloria Mundi", una película sombría e irritante que se estrena en salas comerciales esta semana y en la que el francés no deja hueco para que entre la luz.

"Me saca de quicio lo que ocurre hoy en día, me pone rabioso", comenta el veterano director en una entrevista con Efe realizada en el marco del Festival de Cine Europeo de Sevilla, como explicación a esa oscuridad que rezuma "Gloria Mundi": "Me ha salido negra, y en el cine negro no hay esperanza", afirma.

Con casi 40 años de carrera, y títulos como "Marius y Jeanette" (1997) o "Las nieves del Kilimanjaro" (2011), el productor y realizador francés sigue dedicando sus películas a dar voz a quienes no suelen tenerla.

Con Marsella casi siempre como escenario, sus películas miran hacia los conflictos y carencias materiales o morales de la clase trabajadora; en esta ocasión, "Gloria Mundi" se sumerge en una familia tradicional, o lo que empieza a ser "tradicional" en muchas familias: hijos caprichosos, consumistas, perezosos y egoístas y padres mayores marcados por el sacrificio no siempre solicitado.

"Estoy describiendo el mundo tal y como lo veo a mi alrededor", por eso, aclara, los jóvenes que salen en la película "no tienen moral ni ideología, no son militantes de nada, ni siquiera de extrema derecha. Son alienados, gente que adopta todos los clichés del discurso dominante, es terrible".

Pero el reto, apunta, "era tener compasión hacia ellos, mostrarles como víctimas del sistema, no con una maldad o indolencia intrínseca afirma el director de "La casa junto al mar" (2017) sino que son las circunstancias y las condiciones las que hacen que se vuelvan así; no creo que nosotros como individuos seamos culpables, no es que una generación haya maleducado a la siguiente", precisa.

Guédiguien suele trabajar siempre con el mismo equipo, guionistas y técnicos incluidos; Ariane Ascaride, su mujer, está en sus cintas desde la primera, "Último verano" (1981), igual que algunas piezas clave de aquel reparto: Gérard Meylan, "álter-ego" del director que aquí es el abuelo que regresa, o Jean-Pierre Darroussin, en "Gloria Mundi", el comprensivo actual marido de Ascaride.

La historia sigue a Daniel (Meylan), que acaba de salir de prisión después de una larga condena, y que decide regresar a Marsella para conocer a su nieta recién nacida. Tanto su hija (Anaïs Demoustier), como el novio de ésta (Robinson Stévenin), su exmujer (Ascaride) y su nuevo marido (Darrousin), sobreviven con trabajos precarios.

Mientras, su hijo (Grégoire Leprince-Ringuet) y su ambiciosa e iletrada mujer (Lola Naymark), que se dedican a la compra y venta de artículos de segunda mano, ven crecer su negocio a base de exprimir a los que se venden sus cosas para comer.

Para Guédiguian, "el cine puede hacer que nos planteemos preguntas sobre nuestro propio comportamiento y también animar a los que luchan a que sigan".

"Necesitamos banderas, estandartes, himnos, y creo que hay un cine que reivindica y que puede ser reivindicado por movimientos sociales; puede ayudar a construir un imaginario, algo así como un cimiento que los una y los conecte, algo de orden artístico, cultural", elucubra Guédiguian.

En su opinión "es urgente" que organizaciones y movimientos sociales "vuelvan a ser el centro donde se confronten todas las ideas, antiguas y nuevas. Hace falta que los movimientos sindicales, políticos vuelvan a tener importancia".

No es casualidad, comenta el director, que el delegado sindical al que se enfrenta la protagonista "Gloria Mundi" que no quiere hacer huelga sea negro. "La cinta debía ser muy observadora del mundo contemporáneo, y hoy los combates más importantes los libran los inmigrantes trabajadores sobreexplotados, la mayoría negros, o mujeres, que trabajan en servicios, e indocumentados".

"Están en medio de la lucha, no es azar, es que no les queda otra", afirma.

La cinta, que consiguió en el último Festival de Venecia la Copa Volpi a Mejor Actriz para Ascaride, ya se ha estrenado en Francia y este viernes llegará a las salas españolas.