LOS ANGELES (AFP) - Tijeras en mano, y cual modernas versiones de Dalila, los dueños de equipos de la Liga Nacional de Football Americano (NFL) están enfrascados en una batalla por prohibir a los jugadores usar el cabello de un largo que impida leer el nombre en el uniforme.
El tema será punto focal en la reunión de propietarios de franquicias que comenzará el próximo lunes en West Palm Beach (Florida).
La agenda estará cargada, pues el comisionado de la Liga, Roger Goodell, busca discutir aspectos éticos que amenazan el juego, como el espionaje entre equipos, o la propuesta de colocar aparatos de comunicación dentro del casco de algunos jugadores defensivos.
Empero, el tema del cabello largo amenaza con desviar a los propietarios de cuestiones esenciales como la reformulación de un nuevo acuerdo laboral, para evitar los amenazantes nubarrones de paro que hay en el horizonte.
El asunto es claro: si el pelo tapa el nombre del jugador, las compañías que tienen acuerdos de promoción con éste, la televisión, y el equipo al que pertenece, podrían estar perdiendo dinero en la comercialización del producto.
Esto no parece preocupar mucho a Troy Polamalu, jugador de los Pittsburgh Steelers, quien se precia de tener el cabello más largo de la Liga.
El 'safety' profundo de los Steelers asegura que si alguien no le reconoce por su forma de jugar, "entonces no es un fanático del football".
Polamalu no visita al peluquero desde el 2000, y según indica, el usarlo largo es un "tributo a mis raíces samoanas".
Aunque usualmente la NFL ha sido muy estricta en la violación a las normas del uniforme -una camisa por fuera implica altas multas-, el usar el pelo largo no está considerado una falta.
Sobre todo después que en el 2003 se aprobó la llamada "regla Ricky Williams", que declaraba como legal tomar del cabello a un jugador a la hora de hacer la tacleada.
Los dueños aducen que no quieren que se lo corten, sino que lo recojan dentro del casco.
Pero lo jugadores ven esto como una invasión en su vida personal, y dicen estar dispuestos a defender sus derechos.
"Debe haber un límite sobre lo que ellos controlan. Luego, vendrán a decirnos sobre la longitud de las uñas de las manos, o la blancura de los dientes", acotó Dhani Jones, apoyador de los Bengals.
Hasta ahora, la NFL es la única organización deportiva profesional americana que se ha pronunciado sobre este tema. Aunque ésto no quiere decir que propietarios y entrenadores de otras Ligas vean con buenos ojos a los 'sansones' de luenga cabellera.
El jardinero central Johnny Damon, quien hizo de su melena y barba un sello de identidad en los Medias Rojas de Boston, se tuvo que pelar y rasurar cuando firmó con los Yankees de Nueva York, cuyo dueño, el millonario George Streibenner, es un señor de pocos pelos en el craneo, y en la lengua.
Como quiera que el hábito no hace al monje, pelados o peludos, a las estrellas todos lo identifican.
En Boston, a nadie le hace falta leer el nombre en el uniforme para saber que el señor de las trencitas que acaba de batear un jonrón se llama Manny Ramírez.
FUENTE: Roselis Ortega Aranda