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Cesc Fábregas, un símbolo de la era dorada del fútbol español

Figura clave de los éxitos del fútbol español entre 2008 y 2012, Cesc Fábregas fue durante años una referencia en el centro del campo, tanto en el Arsenal como en el Barça, antes de comenzar el ocaso de su carrera en el Chelsea, donde estaba relegado al banquillo, lo que motivó su fichaje por el Mónaco en este mercado de enero.

En 2007 eran compañeros en el Arsenal. Ahora, Cesc Fábregas y Thierry Henry, convertido en entrenador, se reencuentran en Mónaco para un nuevo desafío: mantener al club del Principado en la élite del fútbol francés.

Parte esencial de los títulos de la Premier League conquistados por el Chelsea en 2015 y 2017, los últimos meses, en los que ha vivido más en el banco que en el césped, hablan del inicio del declive del jugador catalán, ¡pero sólo tiene 31 años!

"Vivo una situación difícil", admitió a mediados de diciembre, cuando no entraba para nada en los planes del italiano Maurizio Sarri, su nuevo entrenador en los Blues.

Su fichaje es un golpe de efecto para el Mónaco, que trata de salvar la categoría apenas un año y medio después de ganar la Ligue 1 y un maná para un campeonato francés que busca estrellas para ganar dimensión internacional, más allá del París SG. Y Fábregas no es un cualquiera en el mundo del fútbol, ya que cuenta con un currículum amplio en éxitos.

Doble campeón de Europa con la Roja (2008 y 2012) y campeón del mundo en 2010, Fábregas pasó a la historia del fútbol español por ser el jugador que dio el pase a Andrés Iniesta que acabó con el gol del manchego en la prórroga que brindó a España su primer Mundial, en la final disputada en Sudáfrica contra Holanda (1-0 en la prórroga).

Nacido en Arenys de Mar (en la provincia de Barcelona), Fábregas suma también una gran cantidad de títulos de clubes, pese a que nunca ha podido ganar la Liga de Campeones. La ocasión en la que estuvo más cerca fue en 2006 con el Arsenal, en la que los Gunners acabaron perdiendo contra el Barcelona, el club en el que se formó.

Siendo un niño, Cesc comenzó en La Masia, el centro de formación del Barça, al lado de Lionel Messi y Gerard Piqué, pero a los 16 años aceptó la oferta del Arsenal y se marchó a Inglaterra donde encarnaba a la perfección el juego defendido por el entonces mánager de los Gunners Arsène Wenger: técnico, elegante y siempre ofensivo, marcó 57 goles en su primera etapa en Londres, que duró ocho años.

"Seguirá siendo el club que más creyó en mí", declaró en 2017 un Fábregas que debutó como titular con los Gunners a los 16 años. "Se lo debo todo al Arsenal y especialmente a Arsène Wenger".

"Sin ellos, nunca habría sido campeón del mundo ni campeón de Europa", añadió. "Nunca habría vivido todo lo que he vivido en mi vida. Les estaré agradecido eternamente".

El catalán también pasará a la historia como la persona que lanzó un trozo de pizza al legendario entrenador del Manchester United Sir Alex Ferguson, en octubre de 2004, en una pelea en el túnel de vestuarios de Old Trafford tras un partido entre dos de los grandes del fútbol inglés.

Un año después de conquistar el título mundial con la Roja, Fábregas regresó al Barcelona, el club formador que no le había dado una oportunidad. Pero incluso para un jugador de su clase, jugar en el club catalán cuesta mucho, sobre todo en la mejor época de los Xavi, Iniesta y Busquets. Sin los minutos de juego que él deseaba, la aventura azulgrana de Fábregas sólo duró tres años, en los que conquistó seis trofeos.

En 2014 regresó a Londres, aunque no al Arsenal, sino al Chelsea, donde siguió demostrando su talento con los dos campeonatos de Premier League (2015 y 2017) y convirtiéndose en 2017 en el segundo máximo asistente de la historia de la Premier League (111 actualmente), por detrás de Ryan Giggs (162).

Pero en Stamford Bridge ha ido perdiendo protagonismo por la llegada del francés campeón del mundo N'Golo Kanté (2016) y del brasileño Jorginho el pasado verano (boreal), una competencia feroz que le ha empujado hacia una salida... a Mónaco, donde no tendrá teóricamente rivales que le disputen la titularidad.

Ahora sólo hace falta ver qué rendimiento es capaz de seguir ofreciendo en su nuevo equipo.

FUENTE: AFP