QUITO (AFP). El gobierno de Ecuador lamentó este martes el rechazo de la Iglesia católica al proyecto de nueva Constitución y aseguró que los reparos a un texto que considera contrario a la vida y la familla convierten a esa institución en un actor político.
"Lamento que la Iglesia entre a jugar como un actor político. Me parece que hace un siglo en este país existió la separación de los ámbitos público y político de aquellos religiosos", sostuvo Augusto Barrera, coordinador entre el Ejecutivo y la Constituyente que redactó y aprobó la Carta Magna que será llevada a referendo el 28 de septiembre.
El funcionario expresó su desacuerdo con la Conferencia Episcopal Ecuatoriana, que anunció una campaña entre los feligreses para advertir las consecuencias del proyecto con respecto al aborto y la familia.
"No es verdad que la Constitución es abortista (...), la Constitución protege clarísimamente la vida, incluyendo la protección y cuidado desde la concepción es clara, no cabe duda sobre eso", replicó Barrera.
El lunes la Iglesia, pese a sus públicos reparos, negó que se esté inmiscuyendo en la política, mientras la oposición insistió en que el texto deja abierta la posibilidad de uniones maritales entre personas del mismo sexo.
"No nos corresponde como obispos asumir una actitud política. Nos corresponde, en cambio, iluminar las conciencias de los católicos con la doctrina del Evangelio para que tomen una decisión responsable y en conciencia, ante Dios y la sociedad", expresó la Conferencia.
Con 13 millones de habitantes, Ecuador es un país con mayoría católica.
Correa advirtió el sábado que algunos sacerdotes están haciendo campaña desde los púlpitos contra la Carta Magna con "falsedades" como que la misma "es abortista y totalitaria".
"¡Cuidado la Iglesia se me está alineando con ciertos grupos y partidos políticos! ¡Cuidado, porque la oligarquía, los pelucones (ricos) también tienen sus curitas!", afirmó el presidente.