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Cuba lista para regular inversión extranjera

Las autoridades cubanas están a punto de poner en vigor una nueva ley de inversión extranjera considerada uno de los pilares de los esfuerzos del presidente Raúl Castro por reformar la economía de la isla.

La ley es tan importante que se convocó para el sábado una sesión especial de la Asamblea Nacional, de modo tal que el proyecto no tenga que esperar varios meses hasta que se reúna ese órgano.

Han trascendido pocos detalles, aunque la prensa local dio esta semana algunos indicios del contenido de la ley.

El diario Juventud Rebelde dijo que permitirá la participación extranjera en todos los sectores con excepción de la salud y la educación, y no necesariamente a través de sociedades con el gobierno socialista. Se permitiría además un "contrato de asociación económica internacional o empresa de capital totalmente extranjero".

Juventud Rebelde dijo que la mayoría de las compañías pagarían un impuesto del 15% sobre las ganancias, la mitad de lo que se paga bajo las normas actuales, pero estarán exentas de pagar ese impuesto en los primeros ocho años de operación. Los inversionistas aparentemente no tendrán que pagar impuestos sobre sus ingresos personales.

Las tarifas podrían ser más altas para las operaciones que explotan los recursos naturales, como la extracción de níquel y de combustibles fósiles.

La escasa inversión extranjera es considerada por muchos analistas como una de las razones del limitado crecimiento económico de Cuba. Algunos expertos dicen que las autoridades deben demostrar que están verdaderamente decididas a facilitar la llegada de empresas y capitales extranjeros.

"Deben crear un clima empresarial que haga pensar que en los niveles más altos de gobierno hay una actitud claramente favorable a la inversión extranjera", dijo Richard Feinberg, profesor de economía política internacional en la Universidad de California, en San Diego. "Esa es la mejor garantía".

"Si la ley emite las señales indicadas", agregó, "será un paso importante en las reformas económicas".

Cuba no es un lugar donde le resulte sencillo a un empresario extranjero ganar dinero.

Los impuestos al trabajo son altos, no hay licitaciones abiertas a todo el mundo para los proyectos, el proceso de aprobación es un tanto turbio y el gobierno se ha mostrado reticente a permitir que intereses extranjeros sean los socios mayoritarios de las empresas.

Las firmas a menudo negocian iniciativas multimillonarias con empleados del gobierno que ganan salarios muy diminutos y algunos dicen que a veces hay que pagar coimas para hacer negocios en Cuba. Al mismo tiempo, hay una campaña contra la corrupción que ha enviado a prisión a ciudadanos de Canadá, Chile, la República Checa, Inglaterra y Francia, lo que genera temor entre los potenciales inversionistas extranjeros.

Por otro lado, sigue vigente el embargo decretado por Estados Unidos hace 52 años, que impide que la mayoría de los estadounidenses hagan negocios en la isla y, en la práctica, obliga a muchas compañías extranjeras a que elijan entre hacer negocios con Cuba o hacerlos con Estados Unidos.

No hay indicios de que el embargo vaya a ser levantado a corto plazo, pero algunos observadores dicen que Cuba puede hacerse más atractiva a los inversionistas mediante procesos de aprobación de proyectos más transparentes, menores cargas sociales, que se permita la contratación directa de empleados locales y se suavicen las normas que requieren a las firmas extranjeras comprar una cierta cantidad de productos locales.

Las normas descritas en Juventud Rebelde serán casi tan favorables como las que ya rigen en la zona especial de desarrollo económico de Mariel, un gran puerto al oeste de La Habana que fue inaugurado formalmente en enero.

Las autoridades hablan además de garantías de que las propiedades de empresas e individuos extranjeros no serán nacionalizadas, como sucedió después de la revolución cubana de 1959, excepto en casos de interés nacional y con una debida compensación.

En un informe reciente de la publicación online Cuba Standard, que sigue de cerca las noticias económicas de la isla, el ex economista del Banco Central cubano Pável Vidal destacó que la inversión extranjera se ha mantenido casi en el mismo nivel que antes de que comenzasen las reformas económicas de Raúl Castro, un 20% por debajo de lo pronosticado. El Producto Bruto Interno aumentó apenas un 2,7% el año pasado, muy poco para un país en desarrollo y menos de lo anticipado.

Cuba, mientras tanto, sigue dependiendo mucho de los miles de millones de dólares en petróleo que recibe de Venezuela. Esa nación, no obstante, enfrenta sus propios problemas económicos por estos días y ha sido sacudida por semanas de violentas protestas y pedidos de renuncia del presidente Nicolás Maduro.

Vidal dijo que la nueva ley podría ayudar a estimular la inversión limitando la discreción de los funcionarios en el proceso de aprobación de proyectos y poniendo fin a la vieja tendencia a aprobar solo inversiones en gran escala, despejando el camino para la inversión en pequeñas empresas y en cooperativas independientes.

"La nueva ley de inversiones extranjeras es la última oportunidad para que la reforma se acerque al crecimiento planeado hasta el 2016", escribió Vidal, quien enseña actualmente en la Universidad Javeriana de Cali, Colombia. "Al mismo tiempo, ayudará a diversificar las relaciones internacionales de la isla y a reducir

FUENTE: AP