La policía sudafricana dispersó este jueves con granadas ensordecedoras a los manifestantes reunidos cerca del parlamento de Ciudad del Cabo, donde el presidente Jacob Zuma pronunciará esta noche su discurso anual sobre el estado de la nación.
Los altercados empezaron unas dos horas antes del inicio de la intervención del presidente, entre partidarios del partido de izquierda radical, los Combatientes por la Libertad Económica (EFF, oposición) y la policía, que intentaba dispersarlos.
Las fuerzas del orden habían instalado antes barreras en varias calles cercanas al parlamento para evitar disturbios contra el jefe de Estado.
Jacob Zuma está en el punto de mira de los ataques de la oposición en la Asamblea, en los tribunales y en la calle. Todos lo instan a dejar la presidencia.
Un caso de abuso de bienes sociales el escándalo Nkandla, nombre de su residencia privada- y las repercusiones económicas catastróficas de la destitución de dos ministros de Finanzas en diciembre alimentan desde hace semanas la campaña "Zuma debe caer" (#ZumaMustFall).
El EFF prometió alborotar el discurso solemne del presidente en el hemiciclo si éste no se explicaba sobre los cambios de gobierno que han hundido a la moneda sudafricana.
La Alianza Democrática (DA, liberal), principal partido de la oposición, se comprometió a no interrumpir el discurso pero pedirá a Zuma que deje sus funciones.
"El mejor anuncio que podría hacer el presidente Zuma en su discurso sobre el estado de la nación esta noche sería el de su renuncia", declaró en un comunicado el jefe de la DA, Mmusi Maimane.
Jacob Zuma "va de un escándalo en otro, para protegerse y proteger a sus acólitos (...) mientras que nuestro país está al borde de la crisis económica", agregó.
Este discurso sobre el estado de la nación, un momento importante de la vida política sudafricana, tiene lugar dos días después de una audiencia de la Corte Constitucional, por demanda presentada por la oposición en el caso Nkandla.