Los legisladores de la cámara baja de Brasil debatían el lunes por la noche si a un aliado crucial del presidente Michel Temer le debería ser retirado su escaño por las acusaciones de corrupción y obstrucción de la justicia que enfrenta.
Eduardo Cunha, que era el presidente de la Cámara de Diputados hasta que surgieron las acusaciones, fue el principal impulsor del proceso de juicio político que derivó en la salida de la izquierdista Dilma Rousseff de la presidencia de Brasil.
Se espera que la sesión sobre el legislador concluya con una votación, pero probablemente no antes de la madrugada del martes.
Fiscales brasileños han acusado a Cunha de recibir millones de dólares en sobornos vinculados al escándalo de corrupción en la paraestatal Petrobras. Pero sus colegas legisladores sólo están decidiendo si mintió acerca de cuentas bancarias secretas que tendría en Suiza. Él dice que dichas cuentas pertenecen a un fideicomiso.
Si es declarado culpable y retirado del puesto, Cunha perdería su inmunidad parcial que lo protege de ser enjuiciado. En Brasil, sólo el máximo tribunal del país puede decidir si acusa y juzga a legisladores federales.
Cunha, en su cuarto período como legislador, les dijo a sus colegas que el esfuerzo por hacerle un juicio político a Rousseff fue la razón de la iniciativa para retirarlo del puesto.
"Todo esto es porque yo abrí el proceso de juicio político. El Partido de los Trabajadores desea un trofeo para decir que esto fue un golpe de Estado", afirmó Cunha. "Este gobierno delincuente ya se ha ido gracias a mí".
Rousseff pertenece al Partido de los Trabajadores.
Durante las primeras horas de la sesión, sólo un legislador, Carlos Marun, respaldó a Cunha, que en una época era considerado el político más poderoso de Brasil.
Casi todos los legisladores que hablaron durante la noche estaban a favor de retirarlo del puesto.
FUENTE: AP