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EEUU revela detalles de golpe de 1953 en Irán

Ignorados durante mucho tiempo por la historia oficial, el Departamento de Estado norteamericano ha estado divulgando calladamente documentos con detalles del golpe de 1953 en Irán apoyado por Washington, ofreciendo datos de una operación que al final de cuentas despejó el camino para la revolución islámica y acentuó su hostilidad hacia Occidente.

El papel de la CIA en el golpe, que derrocó al primer ministro Mohammed Mosaddegh y afianzó el control del sha, era ya bien conocido cuando el Departamento de Estado divulgó una primera tanda de datos en 1989. Pero la participación de Estados Unidos en el golpe había sido borrada del informe, por lo que muchos historiadores lo consideraron un fraude.

Los documentos divulgados este mes reflejan el temor que sentía Estados Unidos ante una posible expansión del comunismo y el deseo de los británicos de recuperar su acceso a la industria petrolífera iraní, que había sido nacionalizada por Mosaddegh. También dejan en claro los límites del poder de Estados Unidos en momentos en que un nuevo presidente que desconfía de Irán sopesa si reniega o no del acuerdo nuclear con Teherán firmado por su predecesor.

Revela “más de lo que ya sabemos”, expresó Malcolm Byrne, que ha estudiado Irán en al Archivo de Seguridad Nacional en la Universidad George Washington. “Mucha gente lo ve (al golpe) como el día en que la política iraní le dio la espalda a toda esperanza de democracia”.

El informe de 1.007 páginas, que incluye cartas y cables diplomáticos, indica que funcionarios estadounidenses hablaban de un golpe un año antes de que se produjese. Mientras que a Estados Unidos le preocupaba la influencia soviética sobre Irán, los británicos seguían empeñados en resolver una disputa sobre la nacionalización de la refinería de petróleo de Abadan, por entonces una de las más grandes del mundo. Muchos temían también que aumentase la inestabilidad luego del asesinato del primer ministro Ali Ramzara en 1951.

“La nacionalización de la industria petrolera, combinada posiblemente con más asesinatos de altos funcionarios iraníes, incluido el sha, podría haber dado paso a un descalabro total del gobierno iraní y del orden social, e Irán hubiera podido pasar a ser un estado satélite de los soviéticos”, señala un análisis de la CIA sin fecha.

Esos temores dieron paso al TPAJAX, el nombre en código con que se aludía al golpe. Los documentos indican que en determinado momento la CIA “almacenó suficientes armas y material de demolición para abastecer a una organización guerrillera de 10.000 hombres por hasta seis meses” y pagó 5,3 millones de dólares en sobornos y otros gastos, que hoy equivaldrían a 48 millones de dólares. El informe dice que “varios miembros importantes de los servicios de seguridad (iraníes) son agentes pagados de esta organización”.

La CIA habló asimismo de su deseo de usar “el clero, que es tan influyente” entre los chiítas de Irán para apoyar el golpe, algo que sería totalmente inconcebible la revolución islámica de 1979. No se ofrecen pruebas definitivas de ello, aunque varios documentos indican que funcionarios estadounidenses mantuvieron contactos con el ayatola Abol-Ghasem Kashani, un líder parlamentario iraní antibritánico que se opuso a Mosaddegh.

La CIA, no obstante, confrontó problemas, sobre todo el que planteó el propio sha Mohammad Reza Pahlavi. Diplomáticos y espías lo describían como “petulante” y “frágil”.

“Su incapacidad para tomar decisiones combinada con su tendencia a interferir en la vida política a veces fue una influencia perturbadora”, advirtió la embajada estadounidense en Teherán en febrero de 1953. Al final de cuentas, la hermana melliza del sha, la princesa Ashraf, y un general estadounidense ayudaron a convencerlo.

Mosaddegh se enteró del complot y parecía que el golpe fracasaba cuando el sha huyó de Bagdad. Pero protestas alentadas por la CIA facilitaron la caída de Mosaddegh y el retorno del monarca.

El informe llena algunos agujeros que había dejado el histórico documento inicial en 1989 en relación con los años que precedieron al golpe.

Byrne y otros plantearon la posibilidad de que la difusión del informe se haya demorado por las negociaciones en torno al acuerdo nuclear, ya que el gobierno de Barack Obama trataba de limar tensiones, y se aceleró tras la llegada de Donald Trump, que tiene una actitud mucho más dura hacia Irán.

Al nuevo gobierno le tomó solo dos meses decidir divulgar los documentos, destacó Byrne. “Eso es algo inusitado a menos que haya alguna razón política”, acotó.

Observadores coinciden en que podría ser un error inspirarse en lo sucedido en 1953 y tratar de fomentar otro golpe.

El malestar en torno a la participación de Occidente en el golpe de 1953 duró décadas y fue uno de los causantes de la revolución de 1979, en la que los iraníes tomaron la embajada estadounidense y mantuvieron cautivo a su personal por 444 días. Los clérigos iraníes siguen pintando a Estados Unidos como una potencia hostil empeñada en derrocar el gobierno.

FUENTE: AP

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