Libia se encamina a una guerra civil librada por una serie de milicias que a veces son poco más que bandas de delincuentes fuertemente armadas.
El país quedó sumido en un caos tras el alzamiento del 2011, en el que fuerzas rebeldes derrocaron y mataron a Moamar Gadafi y saquearon su enorme arsenal. Desde entonces llegaron más armas todavía a pesar de un embargo de las Naciones Unidas, ya que estados árabes han apoyado a determinados elementos y naciones occidentales se aliaron con milicias para combatir a los extremistas y reducir el flujo de migrantes que tratan de llegar a Europa.
Un ex general avanza ahora hacia la capital Trípoli, donde una serie de grupos armados que antes se pelearon entre sí se han unido para evitar que una sola persona tome el poder. Ya murieron unas 150 personas en los combates, según las Naciones Unidas. El International Crisis Group, una organización de estudios con sede en Washington y Bruselas, dijo la semana pasada que las dos principales coaliciones “parecen tener fuerzas equilibradas”, con aviones de combate y artillería pesada.
EL EJÉRCITO DE HIFTER
El Ejército Nacional Libio, encabezado por el mariscal de campo Jalifa Hifter, lanzó una sorpresiva ofensiva para reconquistar Trípoli el 5 de abril. Los rivales de Hifter lo ven como alguien con aspiraciones de dictador y uno de sus comandantes es buscado por la Corte Penal Internacional por crímenes de guerra. Lo acusa de decenas de ejecuciones extrajudiciales.
Hifter, quien fue oficial del ejército de Gadafi antes de desertar en la década de 1980, se presenta como un líder fuerte que puede unificar la nación. Ha pasado los últimos años combatiendo grupos extremistas y otros rivales en el este de Libia con ayuda de los Emiratos Árabes Unidos, Egipto, Rusia y Francia. Ahora controla la mayor parte del sector oriental del país, incluidas las principales instalaciones petrolíferas, y últimamente ganó terreno en el sur.
Sus fuerzas incluyen restos del ejército de Gadafi, algunas tribus e islamistas ultraconservadores conocidos como salafistas. Son un ejército más armado que sus adversarios, con uniformes y una cadena de mando bien definida. Está aliado con otras milicias de la ciudad occidental de Zintan, que fueron expulsadas de Trípoli en el 2014.
Cuenta con jets MiG suministrados por Egipto, drones, helicópteros de guerra y vehículos antiminas.
Su equipo pesado y su poder aéreo le dan ventaja en campo abierto. Pero la situación es diferente en los combates urbanos y sus campañas en el este del país han dejado mucha destrucción en Bengasi y otras ciudades. No le va a resultar fácil la pelea cuadra por cuadra en Trípoli.
MILICIAS DE TRÍPOLI
La ONU y varias naciones occidentales apoyan un gobierno de transición instalado en Trípoli en el 2016 y encabezado por Fayez Sarraj, un tecnócrata sin experiencia militar. Su gobierno se vio obligado a cortejar milicias locales para sobrevivir, con las que espera resistir a las fuerzas de Hifter.
Wolfram Lacher, experto en Libia del Intituto para Asuntos Internacionales y de Seguridad de Alemania, dice que las principales milicias de Trípoli dominan el gobierno de Serraj e inflitraron las instituciones, donde han producido un saqueo.
MISRATA AND ZAWIYA
Las ciudades occidentales de Misrata y Zawiya, donde hubo grandes combates durante el alzamiento del 2011, cuenta con poderosas milicias locales aliadas con el gobierno que apoya la ONU.
Las fuerzas Misrata se aseguraron el apoyo militar de Estados Unidos para su campaña contra la organización Estado Islámico en el 2016 y expulsaron a los extremistas de su bastión en Sirte, en el centro del país. Disponen de tanques que arrebataron a las fuerzas de Gadafi en el 2011.
AMANECER LIBIO
Una alianza de milicias, incluidas algunas afiliadas a la agrupación Hermandad Musulmana, tomó Trípoli en el 2014, luego de que sus rivales ganasen unas cuestionadas elecciones parlamentarias. El nuevo parlamento se instaló en el este de Libia y luego se alió con Hifter, lo que dio lugar a dos gobiernos paralelos.
Se cree que estas milicias, conocidas como Amanecer Libio, reciben apoyo de Turquía y Qatar, que habrían también respaldado a sectores islamistas en el alzamiento del 2011.
El Frente de la Constancia, encabezado por Saleh Badi, es considerado el sucesor de esa alianza, que se disolvió tras la instalación de un gobierno apoyado por la ONU.
PATRULLAS DE MIGRANTES
Después del 2011, Libia pasó a ser una escala para los migrantes que le huyen a la guerra y la pobreza en África y buscan una vida mejor en Europa. Miles de migrantes murieron tratando de cruzar el Mediterráneo en embarcaciones atestadas. Otros han sido detenidos y blanco de abusos por parte de contrabandistas y grupos armados.
La Associated Press informó en el 2017 que Italia llegó a un acuerdo con el gobierno apoyado por la ONU para pagarles a milicias implicadas en el tráfico de migrantes para evitar que partiesen del puerto de Sabratha. Algunos expertos advirtieron en su momento que las milicias usarían el dinero para comprar armas y reclutar combatientes.
FUENTE: AP