Los sirios acudían el domingo a los centros de votación en las zonas controladas por el gobierno, para elegir a un nuevo parlamento entre estrictas medidas para frenar los contagios del nuevo coronavirus, que han subido en los últimos días.
Siria, que antes de la guerra tenía 22 millones de habitantes, ha reportado 496 casos del virus y 25 muertes por el COVID-19. Sin embargo, es probable que las cifras reales sean mucho mayores.
Son las terceras elecciones celebradas en Siria desde el inicio de la guerra civil en marzo de 2011. En el conflicto han muerto más de 400.000 personas, la mitad de la población del país se ha visto desplazada y más de cinco millones de personas han huido como refugiados, la mayoría a países vecinos.
La votación de este año se celebra en medio de una nueva oleada de sanciones estadounidenses, que entraron en vigencia el mes pasado, y de una campaña anticorrupción en la que se ha presionado a un adinerado primo del presidente, Bashar Assad, para que devuelva decenas de millones de dólares al estado.
Unos 1.656 candidatos aprobados por el gobierno se presentan este año a la Asamblea Popular, de 250 puestos. El número total de posibles votantes no fue anunciado.
Como en elecciones anteriores, la votación producirá un organismo simbólico leal al presidente.
Assad y su esposa, Asma, votaron por la mañana en Damasco en el Ministerio de Asuntos Presidenciales.
Las elecciones envían un mensaje sobre “la cohesión de la patria siria, que tras nueve años de guerra, Siria no se arrodillará”, dijo a la prensa el ministro de Información, Imad Sarah, tras votar.
Assad ha pospuesto los comicios en dos ocasiones debido a las restricciones para combatir el coronavirus.
La votación no se celebraba en la provincia noroeste de Idlib, el último bastión rebelde en Siria, ni en el nordeste del país, controlado por combatientes kurdos con apoyo estadounidense.
FUENTE: AP