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Encarcelan a líder de huelga de fábrica en Bielorrusia

Las autoridades bielorrusas sentenciaron el lunes a 15 días de prisión al organizador de una huelga de una fábrica y detuvieron a un prominente activista de la oposición como parte de un metódico esfuerzo por reprimir las protestas que por semanas se han desarrollado contra el líder autoritario del país.

El presidente Alexander Lukashenko, que durante 26 años ha gobernado con mano dura este país de unos 9,5 millones de habitantes, ha minimizado a los manifestantes al considerarlos títeres de Occidente y rechaza las ofertas de la Unión Europea de mediar en el conflicto. Luego de una feroz campaña contra los manifestantes en los primeros días posteriores a la elección presidencial del 9 de agosto que causó el enojo internacional, su gobierno ha evitado enfrentamientos a gran escala con los manifestantes y cambió la estrategia a amenazas y encarcelamiento selectivo de activistas para detener las protestas.

Anatoly Bokun, que encabeza el comité de huelga en Belaruskali, una enorme fábrica de potasa en Soligorsk, fue detenido por la policía el lunes y recibió una sentencia de 15 días de cárcel por cargos de organizar una protesta sin autorización. La fábrica, que produce una quinta parte de la potasa para fertilizantes de todo el mundo, es la mayor fuente de ingresos del país.

El vocero del comité de huelga de Belaruskali, Gleb Sandras, dijo que las autoridades habían logrado impedir un paro de actividades en la fábrica que inició hace dos semanas y que todas sus minas se encuentran en operaciones. Agregó que los agentes del Comité de Seguridad del Estado, que continúa usando el nombre KGB de la era soviética, habían presionado a los trabajadores para terminar con la huelga.

“Los agentes de la KGB han saturado la fábrica, rastreado a los trabajadores más activos y usado varios medios para presionar”, aseveró Sandras a The Associated Press. “Las autoridades cuentan con poderosos recursos económicos. Están chantajeando a los trabajadores con despidos masivos”.

Las huelgas en Belaruskali y muchas otras plantas industriales importantes han planteado un desafío sin precedentes para Lukashenko.