El desplome de un puente de la Línea 12 del Metro de la Ciudad de México el lunes por la noche en la estación Olivos de la capital del país produjo un accidente que dejó al menos 23 muertos y más de 50 heridos.
“Una trabe [viga] se venció en el momento en el que iba pasando el tren”, explicó la jefa de Gobierno de la capital mexicana, Claudia Sheinbaum, desde el lugar del suceso hacia la medianoche. La mañana de este martes Sheinbaunm ha pedido desde la conferencia matutina del presidente evitar especulaciones y esperar el resultado del peritaje externo sobre el accidente. Andrés Manuel López Obrador, Presidente de México, ha prometido que la investigación se llevará a cabo “sin miramientos de ninguna índole”. “No hay impunidad para nadie”, ha enfatizado el mandatario.
El canciller, Marcelo Ebrard, responsable de la construcción de línea 12 del metro durante su gestión como jefe de Gobierno de la ciudad (entre 2006 y 2012), ha asegurado que se pondrá “a disposición de las autoridades”. “Quien actúa con integridad no debe tenerle temor a nada”, ha afirmado.
La línea 12 del metro, inaugurada en octubre de 2012, fue durante muchos meses motivo de orgullo de la izquierda mexicana, que presumía de una histórica inversión de 1.800 millones de dólares y de que ofrecía servicio diario a casi medio millón de personas que antes no podían cruzar rápidamente una zona del sureste de la capital. Sin embargo, ya en 2014, se tuvo que suspender el servicio en 11 de las 20 estaciones que la conforman por “oscilaciones detectadas en las vías” que podían ocasionar un descarrilamiento.