Los calambres musculares es una dolencia muy común que no suele significar gravedad. Sin embargo, también pueden ser síntoma de determinadas enfermedades.
Pueden durar segundos o minutos y, aunque resultan muy molestos, ceden sin dejar secuelas. En ocasiones, se pueden palpar nódulos o pequeñas durezas bajo la piel, pero no hay que alarmarse.
Además, la diabetes, sobre todo en personas mayores o en la tipo 2, se asocia a calambres en el 90% de los pacientes.
Otras patologías que pueden provocar calambres son el hiper o hipotiroidismo, la cirrosis, la insuficiencia renal, los tratamientos de diálisis o enfermedades neurológicas como el Parkinson o enfermedades de motoneurona.
El déficit de potasio, calcio o magnesio en la dieta puede contribuir también a su aparición.



