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Recolectores de basura en Brasil

Contra un distante fondo con edificios de gran altura, grandes buitres sobrevuelan las cerca de nueve toneladas de desperdicios que llegan diariamente a un enorme vertedero de la capital brasileña mientras cerca de 3.000 recolectores de basura buscan materiales reciclables como plástico, metal y papel para vender.

Conocidos como "catadores", la gente que se gana el sustento en los 430 acres (1734 hectáreas) del vertedero Estrutural está preocupada por cómo sobrevivirán una vez que cierren el basurero al aire libre. Situado a solo 15 kilómetros (9 millas) al oeste del ultramoderno palacio presidencial Planalto, diseñado por el fallecido arquitecto Oscar Niemeyer, está previsto que el vertedero eche el cierre en una fecha todavía sin anunciar. La clausura se pospuso porque la alternativa no está lista.

Entre quienes se preocupan por el eventual cierre de Estrutural están Valter y María Viana, de 58 años que dejaron la pequeña granja familiar en el estado de Goias hace 25 años para trabajar en el basurero, donde él dijo que puede ganar más de 850 dólares al mes - una cantidad bastante por encima del salario mínimo de Brasil de 295 dólares.

Maria Viana dejó su trabajo en el vertedero hace varios años por una lesión de rodilla y ahora cuida a las tres nietas de la pareja en una cómoda casa de cemento de tres plantas en Cidade Estrutural, un barrio de unas 40.000 personas cerca del tiradero donde viven la mayoría de los recolectores de basura.

Pero Valter Viana, dos hijas y dos hijos siguen recorriendo el vertedero al amanecer cada mañana en busca de tesoros entre los desperdicios. Visten pantalón largo, camiseta de manga larga, gorra y guantes de goma y muchos se enrollan otra camiseta en la cabeza para protegerse más de la basura. Algunos recolectores que trabajan tras la puesta de sol portan además linternas de cabeza para iluminar su camino.

Además de periódicos, botellas y latas que recogen a cambio de dinero, a menudo encuentran otros objetos interesantes para llevar a casa, como un par de figuras de animales de cerámica que ahora adornan el salón familiar.

"Mi mujer y yo criamos a nuestros hijos y construimos nuestra casa gracias al dinero que ganamos como recolectores de basura", dijo Valter Viana tras un día en el vertedero.

"Aquí ganamos suficiente para mantenernos nosotros y a nuestros hijos y llevar una vida decente", añadió Maria Viana.

Con el paso de los años, la pareja ha ahorrado dinero incluso para construir una casa más pequeña en su parcela, que alquilan a otra familia de "catadores".

Pero los Viana dicen que no saben cómo ellos o los otros recolectores de basura mantendrán su forma de vida una vez que cierre el vertedero.

Desde su apertura en la década de 1960, el basurero ha acumulado unos 30 millones de toneladas de basura, convirtiéndose en el mayor de Latinoamérica, según la Universidad de Brasilia y el Movimiento Nacional de Recolectores de Basura de Brasil. El barrio de Cidade Estrutural, que se levantó a su lado a medida que llegaba gente de todo el país para vivir del tiradero, fue reconocido oficialmente como una ciudad satélite de Brasilia en 2004.

Pero a principios de este año, el gobierno de la ciudad anunció que cerraría el vertedero y lo sustituiría con uno nuevo en el barrio de Samambaia, a 16 millas (25 kilómetros) al sudoeste del palacio presidencia. La instalación empleará modernas técnicas de separación de basura por lo que serán necesarios menos recolectores de basura.

"Todos los que viven en Estrutural depende del basurero para vivir", dijo Maria Viana. "Si cierra tendremos que irnos y buscar trabajo en otro sitio".