Un empresario ruso buscado por la muerte del exespía Alexander Litvinenko contó que quería que el crítico con el Kremlin muriera por la acción de un "veneno muy caro", según el relato leído este viernes ante una investigación judicial.
La comisión que investiga la muerte de Litvinenko leyó las conversaciones entre la policía alemana y un testigo, identificado únicamente como D3 y amigo del empresario ruso sospechoso Dimitri Kovtun.
Este último es buscado por la policía británica, junto al también ruso Andrei Lugovoi, por haber asesinado presuntamente a Litvinenko en un hotel de Londres el 1 de noviembre de 2006, empleando un té envenenado con polonio 210, un isótopo radioactivo.
Litvinenko, un exagente del servicio de seguridad ruso FSB, que trabajaba entonces para el MI6 británico, murió el 23 de noviembre en Londres tras tres semanas de dolorosa agonía.
Kovtum tiene previsto testificar ante la comisión a través de videoconferencia desde Moscú a partir del lunes.
En varias entrevistas realizadas de diciembre de 2006 en adelante, D3 dio cuenta a la policía alemana de una conversación que presuntamente tuvo con Kovtun en Hamburgo el 30 de octubre de 2006, antes de que el sospechoso viajara a Londres.
D3 dijo que Kovtun había llamado a Litvinenko "traidor" que "hace acuerdos con Chechenia", añadiendo: "Tiene las manos manchadas de sangre".
"Luego (Kovtun) me preguntó si conocía a un cocinero que trabajara en Londres", contó el testigo a la policía alemana. "Dimitri dijo que tenía un veneno muy caro y que necesitaba que el cocinero se lo administrara a Litvinenko".
D3 le dio a Kovtun el nombre de C2, otro testigo no identificado por la comisión, pensando que él podía estar trabajando en Londres como cocinero.
Siempre según el mismo testigo, Kovtun le habría dicho que pretendía que el envenenamiento de Litvinenko "sirviera de ejemplo".
D3, que le había conocido cuando trabajaba en un restaurante de Hamburgo, dijo que luego le pidió que detuviera "este sinsentido".
En la lectura también se indicó que las autoridades alemanas consideraban que la información que les había dado D3 "no era creíble".
En la comisión se explicó que D3 no respondió a la petición de testificar directamente ante la comisión, y no pudo ser legalmente obligado a acudir a Reino Unido a ayudar en la investigación.