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Surf y esperanza para los chicos de Rocinha

Eric Marques desciende por un empinado laberinto de oscuros callejones en esta favela en la ladera de una colina que por mucho tiempo ha sido territorio de narcotraficantes y cuyo acceso está vetado para los forasteros.

El escuálido chico de 13 años, con pelo rubio aclarado por el sol, esquiva motocicletas en las atestadas calles cubiertas por telarañas de cables eléctricos, gallineros y puestos de venta de pescado, hasta que llega a un local al pie de la ladera donde recoge una tabla de surf.

El mar abierto aguarda a unos pasos.

Los chicos de Rocinha, la favela más grande de Río de Janeiro, sufren todo tipo de carencias, pero viven frente al Océano Atlántico. Así que, mientras algunos de los mejores atletas olímpicos del mundo compiten en la cercana Bahía de Guanabara, ellos asisten a clases en una escuela de surf en aguas altamente contaminadas y sueñan con ser lo suficientemente buenos como para poder competir en el escenario más importante del nuevo deporte olímpico.

"Me encanta surfear. Me encanta estar en el agua", dijo Marques al salir del mar azul verdoso cargando una tabla amarilla y rosada fosforescente bajo un brazo.

"No hay nada que hacer en la casa", agregó el chico, vive con su abuela en una casucha en la ladera de la colina al lado de una fétida cascada de aguas residuales. "Tenemos muchos tiroteos. Es difícil vivir ahí. Hay demasiada gente, así que prefiero ir a la playa".

Por mucho tiempo considerado como un mero pasatiempo, el surfing ha detonado en popularidad como un deporte profesional alrededor del mundo, convirtiéndose en una industria que general miles de millones de dólares anuales. Este mes, el COI incluyó al surf en su programa olímpico para los Juegos de Tokio 2020, una decisión que inspira a estos niños que han escuchado sobre los atletas que compiten cerca de su playa.

"El surf no es solo un deporte, es un estilo de vida", dijo Mateus Martins, otro estudiante de 17 años de la Escuela de Surf de Rocinha. "Me hubiera gustado mucho que el surfing (olímpico) se hubiera realizado aquí en mi casa. Tener a los atletas aquí en Brasil es una inspiración para todos nosotros. Nos motiva para continuar practicando el deporte".

La Escuela de Surf de Rocinha fue fundada hace dos décadas por el surfista Ricardo Ramos, mejor conocido por los niños como "bocao," o "bocón", porque le encanta hablar. En la favela, Ramos vendía globos rellenos de pólvora a los traficantes de drogas para que celebraran a lo grande sus cumpleaños o cuando alguno salía de la cárcel. Pero desde que comenzó a surfear decidió que quería hacer algo por su comunidad. Su idea: Enseñarle a chicos pobres y adultos con discapacidades a surfear en la playa de Sao Conrado al pie de la favela para mantenerlos alejados de las drogas y la violencia.

Ramos dice que la escuela es financiada por donaciones, incluyendo las del músico hawaiano y ex surfista profesional, Jack Johnson, quien los visitó en 2014. Incorporada como una organización no gubernamental, la escuela también ofrece escalamiento de montañas, lecciones de inglés y clases de música.

"Las comunidades han sido abandonadas por décadas", dijo Ramos. "Cuando regresan a casa, los chicos se enfrentan a los problemas de sus vidas".

En un día reciente, un carro de policía con un vidrio quebrado parcialmente cubierto por un plástico estaba estacionado afuera de la escuela. La policía militar patrullaba la entrada de la favela con armas largas. Rocinha ha sido parte de un programa de "pacificación" emprendido antes de la Copa del Mundo de 2014 y los Juegos Olímpicos. Pero los traficantes fuertemente armados todavía merodean sus callejones y son frecuentes los tiroteos.

Aunque es famosa por sus olas, la playa Sao Conrado fue excluida de una lista de sedes para una competencia de surf este año debido a la contaminación. Enclavada entre los exclusivos barrios de Barra da Tijuca y Leblon, y la favela Rocinha, se trata de una de las playas más sucias de Río. La mayoría de las aguas residuales de Rocinha desembocan allí sin tratamiento alguno. El año pasado, la rotura de una tubería provocó una cascada de aguas negras por una ladera rocosa hasta la playa, lo que dejó una enorme mancha café.

"Los muchachos suelen tener micosis, les salen manchas blancas en la piel", dijo Ramos sobre sus estudiantes, que surfean sin trajes de cuerpo entero. "Pero no podemos hacer nada al respecto... no hay lujos en el surf en la favela".

Los problemas de infraestructura y la mala planificación son los principales culpables por la ausencia de medidas sanitarias básicas en esta ciudad de 12 millones de habitantes. Se supone que uno de los principales legados de los Juegos Olímpicos sería la limpieza de las aguas de la ciudad, pero una investigación de The Associated Press reveló que todavía persisten altos niveles de contaminación. La actitud displicente de las autoridades locales hacia el problema llamó la atención, tomando en cuenta que muchos atletas olímpicos compiten en aguas contaminadas.

Pero en barrios marginales como Rocinha, el contacto con aguas residuales es algo cotidiano para sus más de 70.000 habitantes.

Los adolescentes de la escuela de surf dedican mucho tiempo a recoger basura en la playa, su pequeña contribución para limpiar aguas que están repletas de peligrosos virus y bacterias.

"Sabemos que la política de nuestro país no es muy buena, así que ponemos de nuestra parte para ayudar", dijo Martin. "La limpieza es una forma de educación. Recoger la basura es ser un buen ciudadano".

Una vez terminadas sus labores de limpieza, un grupo de muchachos descalzos se apresura desde la calle de concreto de su escuela de surf hasta la arena. Se amarran las tablas de surf a los tobillos antes de meterse al agua. Radiantes de felicidad, esperan por las olas.

También piensan en sus ídolos. Una camada de surfistas brasileños ha llegado a la elite del deporte a nivel mundial. Gabriel Medina se convirtió en 2014 en el primer brasileño que gana el campeonato de la Liga Mundial de Surf. Un año después, su compatriota Adriano de Souza le quitó el título.

Los muchachos de Rocinha esperan que, algún día, puedan llegar a ese nivel.

"Los surfers de Rocinha son muy buenos", afirmó un orgulloso Martins. "Tienen buenas posibilidades de llegar a los Juegos Olímpicos de 2020. Si se tiene fe y se entrena duro, puede haber un campeón de Rocinha".

FUENTE: AP