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24 personas mueren por explosión en México; 7 socorristas

El personal de emergencia de la localidad de Tultepec cargaba el viernes los ataúdes de cuatro compañeros a través de las calles del municipio, mientras las autoridades investigaban si un intento para apagar las explosiones de pirotecnia con agua había provocado otras detonaciones que ocasionaron la muerte de 24 personas.

Los cuatro estaban entre los siete bomberos, agentes de la policía y trabajadores de protección civil que fallecieron cuando acudieron a socorrer tras la primera explosión y fueron víctimas de las otras tres explosiones. Cincuenta y cuatro personas resultaron heridas, de las cuales 41 continúan hospitalizadas.

El municipio de Tultepec, ubicado al norte de la Ciudad de México, es un lugar conocido por otros letales accidentes pirotécnicos en los que han muerto al menos 70 personas en menos de dos años.

“Es la vida de un pirotécnico”, dijo Ángel Guerrero, un habitante de la localidad que tiene familiares que trabajan en el peligroso comercio. “De ahí viven, de la pirotecnia. Explosión tras explosión, ellos seguirán en lo mismo”.

Un funcionario estatal comentó a los medios locales que los investigadores están revisando si los socorristas pudieron haber contribuido a la segunda serie de explosiones al tratar de extinguir el primer fuego con agua, la cual reacciona con algunas sustancias químicas que se utilizan en la pirotecnia.

En la escena de la explosión se encontró un camión de bomberos dañado por las explosiones.

Lo que sea que haya ocurrido, era claro que los socorristas intentaron extinguir el fuego e hicieron un enorme sacrificio.

"Querían salvar vidas sin saber que a ellos les iba a ocurrir lo mismo”, dijo Teresa González, quien oyó de cerca las explosiones que comenzaron a las 9:40 de la mañana.

Tultepec, una municipalidad de unos 130.000 habitantes, es famosa por sus pequeños talleres donde se producen gran parte de los fuegos artificiales que se usan en toda la región.

Guadalupe Romero, otra vecina de la localidad, no pidió el cierre de la industria porque sabe que muchas familias de la zona dependen de ella, pero resaltó el peligro de vivir cerca de la planta de gas propano y de la producción pirotécnica.

El coordinador nacional de Protección Civil, Luis Felipe Puente, dijo que los talleres afectados eran “clandestinos”. Pero estaban ubicados dentro de una zona delimitada específicamente para la producción de artículos pirotécnicos. Tras desastres anteriores, funcionarios estatales y federales prometieron imponer restricciones de seguridad en estas zonas.

A lo largo de la carretera había edificios pintados de colores vivos con la advertencia “peligro”. Había una garita con guardias detrás de una débil cerca con cadenas.

Al parecer, el primer negocio que estalló no tenía los permisos emitidos por el ejército de México para almacenar explosivos, algo que ocurre en muchas otras empresas familiares de la zona.

Imágenes de video mostraron una enorme columna de humo que salía de la zona de los estallidos. Los reporteros que llegaron más tarde se encontraron con restos de edificios y tierra chamuscada en medio de un núcleo de sencillas viviendas rurales y pequeños cultivos.

Los heridos fueron trasladados a varios hospitales locales en helicóptero y más de 300 policías fueron movilizados a la zona.

Extremadamente protectores con su industria artesanal, los residentes se resisten a aceptar la regulación y el jueves algunos de ellos atacaron a periodistas que grababan imágenes en la zona y destruyeron las tarjetas de memoria en las que se tomaba video.

Las medidas de seguridad de este tipo en talleres y en los mercados pirotécnicos han sido objeto de debate constante en México, donde los festivales incluyen pequeños cohetes, a menudo lanzados a poca distancia de los espectadores, y donde cualquier persona puede encender petardos en la calle.

“No se puede seguir permitiendo esta condición”, dijo Puente a la televisora Milenio.

Al menos 35 personas fallecieron el 20 de diciembre de 2016 en una explosión que arrasó un mercado de fuegos artificiales atestado de compradores en vísperas de la Navidad, y funcionarios gubernamentales prometieron reconstruirlo mejor que nunca.

Pero desde entonces se han producido otras explosiones en talleres de Tultepec. En marzo de 2017 cuatro personas murieron en un incidente y el mes pasado otro mató a siete y causó ocho heridos.

Este tipo de accidentes también han ocurrido en otras partes del país. En 1998, un incidente similar provocó la muerte de al menos 68 personas en el mercado de La Merced, en Ciudad de México. En ese tiempo se impuso una prohibición a la venta de pirotecnia en la ciudad, la cual fue ignorada.

En 1999, 63 personas fallecieron por la misma causa cuando una detonación afectó pirotecnia almacenada ilegalmente en la ciudad de Celaya, en el estado de Guanajuato.

En 2002, una explosión en un mercado en el puerto de Veracruz mató a 29. Más recientemente, en 2013, un cohete impactó contra un camión cargado con fuegos artificiales para una procesión religiosa en el estado de Tlaxcala provocando 17 muertos.

Catorce personas murieron, incluyendo 11 niños, cuando un petardo cayó sobre pirotécnica almacenada para una celebración religiosa en la localidad de San Isidro, en el estado de Puebla, en mayo de 2017.

FUENTE: AP