LONDRES ( AFP ) El primer ministro británico, el conservador David Cameron, trataba este jueves de convencer a la oposición laborista de atacar al régimen sirio de Bashar al Asad por su supuesta implicación en un ataque con armas químicas.
En la sesión, que debe concluir con el voto de una moción gubernamental que abriría el camino al uso de la fuerza --no antes de una segunda votación en los próximos días--, Cameron admitió no estar totalmente seguro de la responsabilidad de Al Asad e invitó a los diputados a formarse su opinión.
"No existe un 100% de certeza sobre quién es el responsable. Tienen que establecer su dictamen" sobre el ataque del 21 de agosto, dijo. "No existe una prueba de inteligencia determinante", continuó.
La oposición laborista ha esgrimido el precedente de la guerra de Irak para pedir que se espere el resultado de la investigación de la ONU.
"Las pruebas tienen que preceder a la acción y no la acción a las pruebas", le respondió el líder de la oposición, el laborista David Miliband.
El gobierno, una coalición de conservadores y liberales, suma 359 diputados de los 650 de la Cámara de los Comunes.
Una fuente del partido laborista avanzó que esta formación votará en contra del texto del gobierno.
"Tenemos dudas crecientes sobre la naturaleza opaca de la moción gubernamental. No menciona nada sobre (la necesidad de tener) pruebas convincentes" de que el régimen de Bashar al Asad esté tras el ataque.
El endurecimiento en las últimas horas de las condiciones de los laboristas para aprobar el uso de la fuerza --que enfureció a Cameron, según el diario The Times--, hizo que el gobierno suavizase la moción que someterá al parlamento.
Así, los diputados, que habían sido convocados de urgencia, se pronunciarán sobre el principio general de una acción militar y en una segunda ocasión, que difícilmente será antes del lunes, a favor o en contra del uso concreto de la fuerza.
El texto condena "el uso de armas químicas en Siria, el 21 de agosto de 2013 por parte del régimen de (Bashar al) Asad", y afirma que es necesaria "una dura respuesta de la comunidad internacional, incluyendo, de ser necesario, una acción militar que sea legal, proporcionada y destinada a salvar vidas y evitar todo uso futuro de armas químicas en Siria".
Asimismo, subraya la necesidad "de impulsar lo máximo posible el proceso en la ONU para garantizar la mayor legitimidad a cualquier acción".
Pese a apelar a la ONU, un informe jurídico de los abogados del gobierno difundido este jueves sostiene que no sería necesaria la aprobación del Consejo de Seguridad.
Las similitudes con lo ocurrido con Irak en 2003 han templado los ánimos en Gran Bretaña. El entonces primer ministro, el laborista Tony Blair, sumó al país a una operación que costó miles de vidas y que mantiene a tropas británicas en el país 10 años después. Si bien Sadam Husein fue derrocado, nunca se hallaron las armas de destrucción masiva que justificaron la invasión.
Un sondeo difundido por el diario The Times este jueves revela el poco apoyo popular a una acción militar contra Siria: 22% a favor y 51% en contra (27% no saben, no contestan).
"Creo que existen una ansiedad, una preocupación y una incomodidad muy comprensibles sobre lo que significaría tomar medidas militares", admitió el líder de los liberales, Nick Clegg, cuya formación votó contra la guerra de Irak en 2003.
Mientras el debate político cobra intensidad, el ministro de Defensa anunció el envío de seis cazabombarderos Typhoon a la base de Akrotiri en Chipre, precisando que se trata de "una medida de prudencia" y que "no se despliegan para participar en ninguna acción militar contra Siria".
Desencadenado en marzo de 2011 por una revuelta popular que se transformó en guerra civil, el conflicto sirio ha causado más de 100.000 muertos, según la ONU.
El 21 de agosto, un presunto ataque químico cerca de Damasco causó cientos de muertos, la gran mayoría civiles.