En su discurso de aceptación del principal premio de la Unión Europea a la defensa de los derechos humanos, la colegiala paquistaní Malala Yusafzai instó al bloque de 28 naciones a ayudar a los millones de niños a quienes se priva de una educación formal.
A los 16 años, la jovencita habló con soltura el miércoles ante la legislatura continental y reclamó a los dirigentes extremar esfuerzos para suministrar a esos niños "un libro y una pluma" y proteger mejor a las muchas niñas que enfrentan la violencia por pretender educarse.
Malala fue herida de bala en un intento de asesinato del Talibán en Pakistán el año pasado debido a su objeción a una interpretación del islam que recluye a las mujeres en la casa y prohíbe a las niñas ir a la escuela.
Después que se acalló el eco de los aplausos en el Parlamento Europeo y que la chica recibió el Premio Sajarov, el presidente del Parlamento, Martin Schulz, le agradeció por "un momento extraordinario".