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Fuerzas sirias toman bastión rebelde cerca de Damasco

Fuerzas del gobierno y milicias aliadas entraron a un bastión de la oposición en el este de Damasco en una ofensiva relámpago que amenaza con alterar el estancamiento que rodea a la capital siria desde hace años.

En tanto, el enviado especial de la ONU para Siria juró en Ginebra que las conversaciones de paz "no serán abandonadas, francamente, jamás".

El enviado, Staffan de Mistura, dijo que esperaba ver "gestos" tras una reunión de potencias mundiales y regionales días atrás en Viena antes de poner fecha a la reanudación de conversaciones indirectas, mediadas por la ONU, entre los representantes del presidente sirio Bashar Assad y los grupos opositores.

Los combates en Siria continuaron el jueves con ataques aéreos y de misiles a las posiciones rebeldes en el suburbio de Ghouta al este de Damasco, allanando el camino para que soldados y milicianos de Jezbolá se apoderen de tierras de labranza que alimentaban a los residentes de la zona atrapada, según los grupos activistas Comités Locales de Coordinación y el Observatorio Sirio por los Derechos Humanos, con sede en Gran Bretaña.

Un activista de la prensa opositora en el enclave de Ghouta dijo que el avance es un golpe a la oposición. "Es tierra agraria", dijo el activista, que habló bajo la condición de anonimato por razones de seguridad.

Grupos opositores expulsaron a las fuerzas gubernamentales de Ghouta, que rodea Damasco por el sur y el este, en 2012, en un giro crucial del conflicto que comenzó el año anterior como una insurrección popular en reclamo de reformas políticas. Fuerzas sirias respaldadas por combatientes libaneses e iraníes y la fuerza aérea rusa respondieron con un cerco a la zona que han ajustado gradualmente. Los residentes locales dependen de rutas clandestinas y tierras de labranza para sobrevivir.

La prensa estatal siria, que también informó sobre el avance, dijo que el ejército aprovechó enfrentamientos entre los rebeldes en el enclave de Ghouta para realizar su avance. Unos 500 milicianos han muerto en tres semanas de enfrentamientos entre ellos, según el Observatorio.

El Ejército de Islam, un sector rebelde ultraconservador, domina el enclave desde que sus combatientes expulsaron al grupo Estado Islámico en 2014, pero ha provocado las iras de otros grupos y la sociedad civil por su régimen arbitrario.