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Río Paraguay alcanza nivel más bajo de los últimos 50 años

El río Paraguay alcanzó su nivel más bajo de los últimos 50 años tras meses de sequía extrema en la región. La situación tiene consecuencias negativas en este país sin acceso al mar, que ha dejado al descubierto la vulnerabilidad de una economía dependiente del río, la precariedad del acceso al agua potable y hasta los restos de un volcán que se escondía en el lecho de la corriente natural de agua.

Paraguay cuenta con la tercera flota fluvial más grande del mundo, después Estados Unidos y China, y el 85 % de su comercio exterior se realiza a través del río. La falta de precipitaciones en la zona del Pantanal de Mato Grosso en Brasil, donde nace, provocó que éste llegara a un nivel de 40 centímetros por debajo de cero del hidrómetro de Asunción, nivel alcanzado solamente en 1969.

La baja que provoca los barcos reduzcan su capacidad de transporte en un 60 % y prácticamente se duplica el tiempo de transporte de las cargas. Esto ocasiona un sobrecosto importante en los fletes de un país que importa combustibles en su totalidad, fertilizantes para agricultura, alimentos no perecederos y otros bienes de capital y consumo. El impacto además se refleja en varios sectores de la economía, principalmente en la importación y exportación.

“Nunca tuvimos una situación tan grave como la que padecemos ahora. Nos acercamos a fin de año, época en la que más productos deberían ingresar y ahora al problema de la pandemia se suma la bajante”, dijo a The Associated Press Nery Giménez, presidente del Centro de Importadores del Paraguay.

Agregó que ahora que el gobierno anunció el levantamiento de las fases más estrictas de la cuarentena por el coronavirus “esperábamos que la gente salga a comprar y justamente nos encontramos con la problemática del río Paraguay”. También señaló que se daría un desabastecimiento del mercado que incidiría en el precio para el consumidor final.

Bajantes menos extremas en años anteriores han dejado pérdidas anuales de 200 a 300 millones de dólares. Según Esteban dos Santos, presidente del Centro de Armadores del Paraguay, sólo en el sector del transporte fluvial ya se estiman pérdidas de aproximadamente 250 millones de dólares.

“Lo que más nos preocupa es que el río está bajando a un ritmo de 3 o 4 centímetros por día. La situación de navegación es crítica. En una semana ninguna embarcación podrá llegar hasta Asunción”, dijo dos Santos, y advirtió que este fenómeno podría derivar incluso en un desabastecimiento de combustible que en Paraguay es totalmente importado.

La sequía no sólo afectó el nivel del río, sino que generó también numerosos focos de incendios que se dieron en las últimas semanas a lo largo de Paraguay. Adicionalmente la compañía nacional responsable de la provisión de agua potable para todo el país, ESSAP, realiza recortes en el suministro, principalmente en Asunción.

“Vamos a ver resentida la provisión de agua porque la mayoría de tomas que tenemos son de la zona superficial del río. Se darán recortes porque el río no puede proveernos lo suficiente”, dijo Jorge Vergara, director de proyectos estratégicos del Ministerio de Obras Públicas.

La solución temporal podría estar en un proyecto de ley que declara estado de emergencia para la navegación en los ríos Paraguay y Paraná, con el cual se pretende solventar el dragado de la hidrovía a través de financiación externa o fondos del presupuesto de otras carteras del estado no ejecutadas.

El proyecto debía ser tratado el miércoles en la Cámara de Diputados del Congreso Nacional, pero los legisladores decidieron postergarlo. Según el diputado Carlos Núñez Salinas, propulsor de la ley, la razón fue que sus colegas no quieren aprobar más préstamos luego de que Paraguay se haya endeudado en millones de dólares en los últimos meses para enfrentar la pandemia.

“Creo que es una falta de responsabilidad y conciencia la postergación, va a generar una crisis gigante”, dijo Núñez, quien asegura que una inversión de 26 millones de dólares es poca considerando que podría salvar una economía que depende casi en su totalidad de la navegabilidad del río.

Además de los desafíos económicos y de infraestructura que ha evidenciado esta bajante, también ha dejado al descubierto un hallazgo inesperado: un islote que según geólogos sería parte de un volcán que data de más de 40 millones de años.

El banco de rocas ígneas en la zona de Itá Pytã Punta en Asunción, de aproximadamente dos hectáreas, provendría de un cráter volcánico extinto.

En medio de la sequía, la bajante, la falta de agua potable, los incendios y el coronavirus, el geólogo Moises Gadea afirmó que esta zona volcánica no debe ser otra razón de preocupación para los paraguayos, pues se encuentra extinta desde hace varios millones de años, e incluso invitó a la gente a visitarla.