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Elecciones en Armenia, entre la ira y la apatía

Una crisis política obligó al primer ministro a convocar elecciones legislativas anticipadas. Se espera que la votación sea muy disputada.

Tres años después de una revolución que trajo esperanza, el joven armenio Artiom Muradian está harto. Como muchos antiguos partidarios del actual gobierno, votará por la oposición en las elecciones legislativas del domingo.

"Nuestras esperanzas se han roto", dijo a la AFP este vendedor de 24 años en la casa de sus padres en Ereván, la capital de este pequeño y pobre país del Cáucaso.

Armenia: Elecciones entre la ira y la apatía

Este joven delgado y de pelo oscuro solía "confiar ciegamente" en el primer ministro interino Nikol Pashinyan, un reformista y héroe popular que llegó al poder en 2018 por un levantamiento pacífico postelectoral de una población harta de la corrupción de sus élites.

Pero la humillante derrota militar frente a Azerbaiyán por el control de Nagorno Karabaj en 2020 lo cambió todo para Artiom, que, como su hermano y su padre, estuvo en el frente a finales del año pasado para luchar contra el enemigo hereditario.

Pashinyan "habló mucho pero no pudo cumplir sus promesas y encima perdió nuestras tierras", dice el joven.

Tras seis semanas de combates que dejaron cerca de 6.000 muertos, Armenia se vio obligada a ceder amplias zonas que controlaba, desde una primera guerra en la década de los 1990, en torno a Karabaj, una región secesionista de Azerbaiyán con una población mayoritariamente armenia.

Esta derrota desencadenó una crisis política que obligó al primer ministro a convocar elecciones legislativas anticipadas. Se espera que la votación sea muy disputada, aunque él confía en ganar.

Sin embargo, el conflicto le hizo perder muchos partidarios, algunos de los cuales incluso se acercaron a la antigua clase dirigente, a la que odiaban hasta hace poco y que Pashinyan había prometido expulsar.

¿Regreso de las viejas élites?

Alisa Yailakhanian, una diseñadora de 24 años, no puede contener las lágrimas cuando se habla de la guerra porque varios de sus amigos, todos veinteañeros, murieron en Karabaj.

"Todo el mundo ha perdido a alguien", solloza esta joven delgada y de pelo largo. "¡Les regalaron nuestra tierra!", lamenta.

Esta rusa-armenia cuenta que en 2018, "cansada del viejo poder", la victoria del Pashinyan la había hecho "feliz". "Necesitábamos un cambio", dice.

Pero hoy se siente "engañada". "Todo fue un teatro. Votaré para que no gane Pashinyan", afirmó la joven, que optó por apoyar al bloque del expresidente Robert Kocharian para "sacar al país del caos".

Su partido está ahora empatado con el de Pashinyan, según las encuestas.

"Es de Karabaj y sabe lo que es luchar por su tierra y su pueblo. Pashinyan ni siquiera hizo el servicio militar", afirmó Alisa.

Pero para otros armenios, con o sin derrota militar, lo más importante es impedir el regreso de la vieja clase política acusada de haber saqueado el país.

"No debemos permitir en absoluto el regreso de la vieja clase", dice Asmik Zakarian, de 32 años, que trabaja en el comercio.

Votará por Pashinyan: "Confío en él cuando dice que se cortará la mano antes que robarle el pan al pueblo".

Más confianza

Ante esta polarización, los temores de enfrentamientos entre ambos bandos son reales, independientemente del resultado de la votación del domingo.

"La gente estará en cólera y saldrá a la calle", dijo Alisa.

Unas 20.000 personas se concentraron este viernes en la plaza central de Erevan en apoyo del candidato opositor Kocharian, en el último día de campaña, constataron periodistas de la AFP.

Un número similar de partidarios del actual primer ministro también se reunieron en el mismo lugar el jueves.

Sin embargo, según una encuesta reciente, más de un tercio de los armenios, agotados por las crisis, piensan abstenerse el domingo.

Entre ellos está Aram Petrosian, un profesor de ajedrez de 62 años. "No quiero que nos engañen de nuevo", dijo a la AFP en una reunión en la biblioteca nacional en honor de los soldados asesinados.

Su hijo luchó en Karabaj y un yerno murió allí en octubre, dejando a dos niños sin padre. La familia no recuperó sus restos hasta enero.

"La gente ya no confía en nadie. ¿Qué hemos visto de bueno en 30 años de independencia?", se pregunta.

FUENTE: AFP