Panamá construirá un nuevo centro para atender migrantes irregulares que lleguen al país a través de la inhóspita selva del Darien, fronteriza con Colombia, tras quedar varadas más de 2.000 personas por el cierre de fronteras producto de la COVID-19.
"Después de haber sostenido varias giras de campo y reuniones con los afectados, el gobierno nacional ha decidido invertir en una instalación de recepción migratoria", anunció este martes el director del Servicio Nacional de Fronteras, Oriel Ortega.
El nuevo centro estaría en la localidad de Nicanor, en la provincia selvática de Darién, añadió Ortega durante la conferencia diaria sobre COVID-19.
Posteriormente Ortega indicó a la AFP que el centro tendrá "todas las condiciones humanas para albergar migrantes irregulares que transitan por Panamá".
"Es un proyecto enfocado a mejorar las condiciones de seguridad y salud pública con instalaciones más controladas y equipadas hasta con clínica e instalaciones de oficinas administrativas de Migración y dormitorios para custodios", afirmó.
Más de 2.000 personas que iban camino a Estados Unidos quedaron varados por la pandemia del nuevo coronavirus en dos centros de atención migratoria en Darién.
Según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) en uno de estos centros, La Peñita, hay más de 1.600 personas, cuando su capacidad es para 200. En Bajo Chiquito, otro centro cercano, se agolpan otros 300, el triple de lo permitido.
Según varias fuentes, 17 migrantes fueron contagiados por el nuevo coronavirus en La Peñita, aunque los infectados ya fueron apartados del campamento, en un país con 141 muertos y más de 4.800 casos por la COVID-19.
Antes de la pandemia, un centenar de migrantes eran enviados cada día, con el permiso de San José, desde La Peñita hasta la frontera con Costa Rica, para que siguieran su travesía por Centroamérica. Pero ahora las pasos fronterizos están cerrados y los migrantes han quedado varados y hacinados.
Según estimaciones oficiales, unas 24.000 personas, principalmente de Haití, Cuba, Bangladés, Nepal, Congo y Camerún, cruzaron la selva del Darién en 2019. Este año más de 4.000, una cuarta parte niños, hicieron el mismo camino pese al peligro.
FUENTE: AFP