Los trenes en Gran Bretaña amanecieron el sábado virtualmente paralizados por huelgas coordinadas de los trabajadores ferroviarios al final de una semana turbulenta, causada por los altos precios de la energía y recortes de impuestos que sacudieron los mercados.
Los británicos también se han visto afectados por un alza en los precios del gas y la electricidad, como consecuencia de la invasión rusa a Ucrania. Se espera que las cuentas para los hogares suban en un 20%, incluso después de que el gobierno intervino para poner un límite a los precios.
La flamante primera ministra británica, Liz Truss, que ha estado en el cargo menos de un mes, mencionó la crisis del costo de vida como la razón por la cual actuó rápidamente para introducir un controversial programa de estímulo económico, que incluyó 45.000 millones de libras (48.000 millones de dólares) en recortes de impuestos no financiados.
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Temores de que los planes empujaran la deuda del gobierno a niveles insostenibles hicieron que la libra se desplomara a un nivel récord ante el dólar esta semana y forzaron al Banco de Inglaterra a intervenir en el mercado de bonos.
“Necesitamos hacer las cosas más rápidamente en este país”, aseguró Truss en una columna publicada el sábado en el periódico The Sun. “Así que voy a hacer las cosas de forma diferente. Eso involucra decisiones difíciles y trastornos a corto plazo”.
Muchos trabajadores no están convencidos. Cuatro sindicatos llamaron a tres huelgas de 24 horas en los próximos ocho días, lo que garantiza interrupciones de los servicios por gran parte de la semana.
FUENTE: Associated Press